¿Te cuesta tomar una decisión importante? ¿Alguna vez te has mantenido demasiado tiempo en un trabajo que no te satisface, por no saber qué camino tomar? ¿No sabes que hacer frente relaciones que no te llenan? ¿Te has debatido contigo mismo/a el seguir o no seguir alimentando la esperanza de un amor, no correspondido?
Existe un viejo proverbio hindú que dice así:
“No hay árbol que el viento no haya sacudido”…
Tomo esta frase para hacer referencia a que desde que el hombre existe se enfrenta a diversas circunstancias, bien sea agradables o desagradables, que lo ponen de cara a su propia realidad, al estilo de vida que está llevando, a sus aciertos y desaciertos, lo cual lo hace tomar alguna DECISIÓN.
Palabra común para muchos, amarga para otros y para algunos en la actualidad totalmente desconocida, ya que otros deciden por él…aunque siendo objetivos esta persona estaría eligiendo no elegir, que también es una decisión.
Como quiera que sea el caso, el ser humano se enfrenta cotidianamente a situaciones que implican tomar una decisión.
Mientras que algunas áreas de nuestra vida nos confrontan a decisiones que tomamos con relativa rapidez…otras pueden constituirse como más relevantes, como lo que Alfred Adler, medico austriaco, denominó los tres problemas capitales de la vida humana: vida social, trabajo y amor.
Vida Social, Amor y Trabajo
Aunque a priori podamos considerar la vida social, el amor y el trabajo como áreas fundamentales para nuestra vida e importantes fuentes de sentido y bienestar, sin duda también pueden confrontarnos a alguna decisión que nos replantea quiénes somos y que camino tomamos.
Y es que …¿Quién no se ha enfrentado a las garras de estos tres personajes que nos acompañan a lo largo de nuestra vida?
No importa la edad que tengamos, hay oportunidades en que estos tres aparecen en distintos momentos del camino que hemos elegido recorrer, así como hay ocasiones en que sin darnos cuenta, creemos que los tres se ponen de acuerdo para fastidiarnos los días, al mismo tiempo.
Decirte que en estas líneas encontraras una especie de fórmula mágica para hacer que éstas tres áreas de tu vida no te afecten, o no se convierten en problemas, es una gran mentira, sería totalmente irresponsable que un psicólogo, sea de la corriente que sea, lo hiciera.
Lo que sí puedo hacer bajo mi profesión, es acompañarte junto con mi maleta de herramientas a negociar con estos tres grandes y ayudarte a tomar una decisión que conecte en mayor medida con quien eres y con quien quieres ser.
1. Hazte las preguntas correctas para tomar la decisión
Te sientes dividido… como si constantemente experimentaras una lucha interna. Una lucha agotadora contigo mismo y me refiero con agotadora a que no se llega a nada, no tiene desenlace porque parece que una parte quiere hacer algo y la otra no lo deja… ¿te resulta familiar?
Descuida, no eres al único que le ha pasado, ni tampoco es una señal de que estas al borde de la locura…
Lo primero que necesitas comprender es que al estar frente a una situación que te genera malestar: desde el monstruo de un amor no correspondido hasta las exigencias de un jefe que no aprecia tu trabajo y encima no te trata con amabilidad o las reuniones con personas que se hacen llamar tus amigos y solo están pendientes de sus intereses; es necesario saber identificar cuáles son los argumentos de las dos partes en nuestro interior. ¿Qué cosas le hace la una a la otra?
Hacerte las preguntas adecuadas facilitará en gran medida, que puedas identificar los argumentos, pensamientos y emociones que te orientarán para tomar la decisión correcta. Veamos algunos ejemplos:
- ¿Qué gano…? ¿Qué pierdo…?.Pregúntate beneficios y pérdidas de cada opción: ¿Que gano alimentando una esperanza con alguien que no me quiere como yo quiero? O ¿Qué pierdo si le expreso todo lo que siento
- ¿Para qué?Pregúntate la finalidad de cada opción. ¿Para qué sigo en un trabajo en donde no se aprecia lo que hago?
- ¿Porqué?Pregúntate la causa de cada opción. ¿Qué me impide relacionarme con otro tipo de personas y expandir mi círculo social?
2. Identifica tus Pensamientos
Lo importante aquí es separar al angelito y al diablito que vive dentro de nosotros y darles una voz para que expresen sus necesidades. Créeme, ellos están ahí por algo y si lo ignoras es peor…eso te puede llevar a tomar una mala decisión o a prolongar el sufrimiento que estas situaciones te producen.
Cuando haces una pausa en esta lucha interna y colocas a tus partes, cada una en una esquina del cuadrilátero, puede que las dos sostengan argumentos válidos para estar en tu vida.
Por ejemplo, en el caso del empleado que soporta que su trabajo no sea valorado y encima el trato poco amable de su jefe…
-¿Qué lo lleva a sostener una jornada laboral tan desagradable? Posiblemente una de sus partes diría que quiere y desea buscar otro trabajo y la otra pues sencillamente no lo deja actuar.
-Ahora bien… ¿Qué gana la parte que lo sabotea?
- Podría ser que apuesta por la comodidad en su incomodidad.
- Porque se siente atrapado en su zona de confort y salir de ella implica arriesgarse.
- Porque buscar algo nuevo puede significar conseguir algo peor.
- Porque generalmente las expectativas catastróficas que solemos hacernos de las cosas nuevas nos paralizan
Quizás la magnitud de una de las partes, llega a priorizar en el/ la protagonista de ésta situación un pensamiento de:” más vale malo conocido que bueno por conocer” frente a argumentos derivados de: ¿y si de verdad consigo un trabajo donde me vaya mejor?
Nuestro aliado aquí es la otra parte, la parte de él que quiere crecer, superarse, que se aprecia y valora y no desea que sigan menospreciando su trabajo.
Si esta persona acudiera a consulta, podríamos encontrar detrás de esa parte saboteadora cosas mucho más profundas como por ejemplo: que esa postura aguantadora y sumisa, pudo haberla aprendido de alguno de sus padres o quizá experimento un conflicto con su figura de autoridad en edades tempranas, anulando su derecho a alzar la voz cuando se siente menospreciado por personas que ocupan un cargo más alto que el que él desempeña.
3. Escucha tus Emociones
Tras haber escuchado los diversos argumentos de las partes, es tiempo de reconocer que EMOCIONES se suscitan en nosotros cuando nos colocamos bien sea en la esquina del angelito o del diablito. ¿Sientes rabia, tristeza… impotencia? ¿O por el contrario, alegría, tranquilidad o placer?
Sabemos que los seres humanos podemos experimentar un amplio rango de emociones, y aunque pueden situarse en un polo “negativo” o un polo “positivo” según su valencia, lo cierto es que todas las emociones son necesarias y funcionales para nuestra vida.
La ansiedad, es una respuesta normal ante lo desconocido y la incertidumbre…pero si su intensidad es muy grande y no podemos controlarla, ya se convierte en algo disfuncional para nosotros.
Resulta por tanto, fundamental, pararse y preguntarse:
¿ Qué estoy sintiendo? ¿ Puedo controlarlo o me desborda?
Para, una vez identificado lo que nos pasa de nuestra piel hacia dentro, plantearnos:
¿ Qué me quiere decir ésta emoción? ¿ Qué me indica?
Nuestras emociones son una buena brújula para orientarnos a la decisión correcta…¡si sabemos qué nos quieren decir!
4. Conecta con tus Valores
En este punto hemos ido desenredando poco a poco el cómo podemos tratar estos tres problemas capitales de la vida y nos vamos a topar con la puerta de la DECISIÓN. Si la vida fuera fácil, y tuviéramos que elegir entre algo bueno y algo malo, lógicamente elegiríamos lo bueno…las cosas se ponen cuesta arriba cuando tenemos que elegir entre algo malo y otra cosa igual o peor de mala ¿Qué hacer?
Tras identificar, argumentos, pensamientos y emociones de cada una de las partes, actuar de acuerdo a tus valores implica preguntarte:
–¿Qué decisión me acercará más al tipo de persona que quiero ser?
- ¿Mostrándome como no soy en realidad, por miedo a la desaprobación ajena y su falta de aceptación o asumir desde mi autenticidad cómo soy frente a la opinión de los demás?
- ¿Asumiendo mi propia decisión desde mi libertad y autonomía, estableciendo mis propios límites con respecto a los otros, o relegándome a un segundo plano frente a expectativas que no son mías?
- ¿Entendiendo mi ansiedad y mi miedo, arriesgándome a cometer errores que resultarán en aprendizajes o mantenerme en mi zona de confort permitiendo que estas emociones dirijan mi vida en mi lugar?
Podemos seguir comportándonos como cuando éramos niños, no mostrándonos como realmente somos por miedo a que no nos acepten o nos quieran, vivir eternamente haciendo pataletas que retumben no solo en nuestro interior, sino delante de nuestra pareja como si estuvieran nuestros padres en su lugar.
O por el contrario elegir vivir desde el adulto que soy ahora, lo cual implica dejar de pasar factura a personas que no le corresponden, establecer mis propios límites con respecto al otro y arriesgarme a hacer algo distinto.
Todo ello para finalmente tener la dicha de que si cometo errores, por lo menos tendré la satisfacción de que son errores nuevos, diferentes y no los mismos de siempre.
Recuerda Que…
- Una buena decisión siempre será aquella que respete los sentimientos y valores de quien decide. Sé autentico contigo mismo, no tomes una decisión para complacer a los demás ya que nadie vivirá la vida por ti.
- Tomar una decisión va de la mano con la palabra responsabilidad, toda acción trae una consecuencia y hay que estar preparados para asumirlas de la mejor manera. Siendo congruentes con nuestras palabras y acciones.
- Hay que dejar de confundir decisión con resultado. Si en unos meses o en un año lo que decidiste no es lo que te imaginabas, no fue una mala decisión ya que en su momento lo que elegiste te dio satisfacción, tranquilidad y felicidad, sencillamente hoy las cosas tomaron un rumbo diferente.
Quisiera terminar este artículo, regalándote un fragmento del libro Ética para Amador de Fernando Savater.
Ya que se trata de elegir, procura elegir siempre aquellas opciones que permiten luego mayor número de otras opciones posibles, no las que te dejan de cara a la pared. Elige lo que te abre a otros, a nuevas experiencias, a diversas alegrías. Evita lo que te encierra y lo que te entierra. Por lo demás ¡buena suerte!
Me gustó mucho lo que escribiste y en serio me ayudo! Muchisimas gracias!! Saludos desde Entre Rios, Argentina.
Hola María, nos alegra mucho saber que te ha servido de ayuda el artículo. Tomar decisiones nunca es fácil pero si es importante que lo hagamos.
Gracias por comentárnoslo.
Un saludo!