El ideal estético ha cambiado drásticamente en los últimos años hacia formas cada vez más extremas de delgadez, pero los cánones de belleza actual no se aplican solo a la ropa que cubre el cuerpo, sino al cuerpo mismo y en su mayor extremo, al cuerpo desnudo. Nunca como en la actualidad el cuerpo fue más expuesto al ojo del otro, y a través de ese otro, a la propia auto-observación.
Hasta ahora hemos oído que la anorexia pertenece a la familia de los trastornos de alimentación, pero ¿Qué pasaría si nos planteásemos esa afirmación? Quizá tendríamos que empezar a pensar de una forma diferente… No se puede negar que “belleza” es una palabra con mucha repercusión actualmente a nivel social.
Cada persona posee un esquema personal que le dice si se ajusta o no a los patrones de belleza aceptados por la sociedad propuestos e impuestos, y en la medida de lo posible todos intentamos ajustarnos a ellos.
Una persona posee un trastornos de alimentación cuando se desvía de lo que se considera normal. Pero… ¿Realmente, que es lo normal?, ¿Todo el que no es normal tiene un trastorno?, ¿A que llamamos trastornos alimenticios?
¿Qué son los Trastornos de Alimentación?
Según la terapia sistémica, un trastorno es una estrategia que fue empleada en una ocasión con resultados “positivos” y que dado su éxito siguió empleándose cada vez con mayor frecuencia hasta apropiarse de la identidad de la persona y de sus relaciones.
Hasta ahora sabemos que la anorexia se caracteriza por restricción en la ingesta que causa pérdida de peso, miedo a engordar y alteración en la forma de percibirse pudiendo ser de tipo restrictivo, en el que se deja de comer, o tipo purgativo, en el que se utilizan vómitos, laxantes u otro tipo de cosas.
La anorexia no es un trastorno alimentario: 5 razones
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La Restricción de Comida no es causa de la anorexia sino una consecuencia de la misma.
Las personas que realizan este tipo de conductas anteriormente enumeradas poseen un trastorno a la hora de percibir las sensaciones de hambre, lo que lleva a la persona a crear una identidad psicopatológica imaginaria, que es lo que denominamos actualmente trastornos de alimentación.
De esta afirmación se deduce que la restricción de comida no es una causa sino una consecuencia, ya que frente al displacer inconsciente de cualquier tipo de experiencias se pueden activar patrones de conducta que producen placer inmediato.
La terapia sistémica, sostiene que la conducta que realizamos encuentra sentido dentro del contexto y en este sentido, nosotros actuamos de la mejor manera posible según nuestra percepción.
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Existe una “vulnerabilidad narcisista” o una tendencia natural a sentirse bien con el cuerpo.
Hay datos que apoyan que en la adolescencia, sobre todo las mujeres, presentan mayor “vulnerabilidad narcisista”, una lucha entre los deseos narcisistas por conseguir esa meta de belleza e imperativos de perfeccionismo de los ideales de imagen corporal. Esto quiere decir que ésta es una época donde prima la belleza y el sentirse bien con el cuerpo.
Si esta necesidad narcisista se desequilibra provoca el intento de la persona por conseguir nuevamente el equilibrio utilizando, una vez más, las conductas de purga o restricción cosa que vuelve a llevarnos a lo que actualmente conocemos como anorexia.
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Los Vínculos de Apego inadecuados se suplen con Perfeccionismo Corporal.
Los vínculos de apego también juegan un papel importante, ya que si estos no se han establecido a lo largo de la vida adecuadamente, pueden generar grandes niveles de ansiedad que son suplidos por el recurso del perfeccionamiento corporal, a través de la búsqueda y mantenimiento de la delgadez siguiendo los valores culturales del momento.
La terapia sistémica aporta datos en este sentido y dice que hay 3 tipos de relaciones de apego establecidas por anoréxicas siendo estas:
A) Centradas en la madre.
Una relación en la que ésta (la madre) encuentra el apoyo que necesita en la hija y el padre se encuentra distante.
B) Centradas en el padre.
Qué es en este caso, el que encuentra apoyo en la hija.
C) Carentes de un vínculo con un familiar cercano.
Como puede ser padre o madre ya que son solitarias y autosuficientes.
Virginia Satir nos habla sobre los trastornos alimenticios y sobre los vínculos de apego y dice que cuando en un entorno familiar cualquier miembro en un momento padece un síntoma, este es visto como un sistema disfuncional y se identifica como paciente viéndose por el resto de miembros como proceso de maduración alterado.
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La comida, a menudo, se usa para controlar la angustia.
A veces se utiliza la comida como medio para controlar la angustia, cumpliendo así una doble función, por un lado disminuye la angustia ya que se tiene sensación de control sobre lo que se come, y por otro lado el control del peso ayuda a conseguir estar en ese ideal de belleza tan deseado.
A veces es la propia situación familiar la que genera esa angustia al paciente por lo que para entender el funcionamiento de una persona no basta con entender a casa individuo como persona sino que es necesario entender a la familia en su conjunto puesto que la familia es más que la suma de sus integrantes y la relación que entre ellos se establece es tan compleja que influye a quienes la integran y a su vez está influida por ellos. Aquí puedes encontrar más información sobre esto.
Así como el individuo que desarrolla los trastornos alimenticios afecta a todo su contexto y en este se generan una serie de problemas en relación a la enfermedad, se exige una serie de adaptaciones familiares para la adecuada solución del conflicto.
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Los Síntomas de los Trastornos Alimenticios pueden ser síntomas dentro de otro Problema.
Todas las conductas descritas para los trastornos alimenticios pueden no ser una patología en sí misma, sino síntomas dentro de otro problema. Los estados depresivos, trastornos del sueño, fobia social o trastornos de personalidad, se consideran una condición predisponente, ya que estos trastornos por si mismos pueden adoptar algunas de estas conductas y llevar a un diagnóstico equivocado o a una etiqueta errónea.
Desde la psicología positiva, algunos psicólogos como Martin Seligman y Christopher Peterson, analizaron las fortalezas humanas y cómo las personas pueden alcanzar un comportamiento positivo y beneficioso para sí mismas en distintas áreas.
Una mente abierta, pensamiento crítico, valentía, autorregulación, esperanza, optimismo, entre otras, son fortalezas individuales que interrelacionadas, funcionan como herramientas para alcanzar el bienestar mental. En Psicología Positiva, las fortalezas se aprovechan y trabajan durante el tratamiento de los trastornos alimenticios.
Reflexiones finales sobre los Trastornos Alimenticios
Como conclusión a todo lo dicho anteriormente, tenemos por un lado las causas y por otro las consecuencias:
- Entre las causas encontramos otras enfermedades asociadas, problemas sociales, familiares y personales, erróneos patrones de apego, etc.
- Las consecuencias de todo ello sin embargo pueden ser: alteración de la percepción corporal, alteración en la forma de alimentarse, pérdida de peso, desnutrición y muerte.
- La privación de comida genera problemas asociados, como por ejemplo mayor irritación, disforia y retracción.
- A mayor pobreza nutricional mayor pobreza de contenidos mentales y mayor derivación hacia el cuerpo de los conflictos.
- La recuperación es un complejo camino, con muchos momentos difíciles e incómodos, hacia la transformación interna y externa. De ahí la importancia de una focalización en las fortalezas individuales para construir una actitud positiva hacia el cambio y fundamentalmente hacia uno mismo.
Recuerda, querido/a lector/a, que en este artículo no se da nada por hecho y mi intención no es otra que invitar a la reflexión y proponer una nueva forma de ver las patologías que a diario vemos en consulta.
¿Y tú qué opinas? ¿Crees que los trastornos de alimentación existen o quizás habría que enmarcarlos en otra categoría diagnóstica diferente? ¿Podría ser que la anorexia fuese más una depresión que un problema de alimentación? Te invito a comentar y a plantear tu opinión.