¿La indecisión te está venciendo? Casi todos los días tenemos que tomar decisiones y elegir entre varias opciones, normalmente son superficiales y poco relevantes en nuestra vida y otras veces, las menos, van a suponer un cambio importante en nuestro futuro. ¿Qué ropa me pongo?, ¿Qué película voy a ver?, ¿Cómo pido este favor a mi amigo?, ¿Qué carrera voy a estudiar?, ¿Termino esta relación?, ¿Me cambio de trabajo?
De cómo resolvamos estas dudas o incertidumbres afectará en gran medida a nuestro bienestar psicológico. ¿Pero cómo se logra superar la indecisión? ¿Cómo puedo saber qué decisión es la correcta? En este artículo encontrarás una serie de claves que te ayudarán a responder estas cuestiones.
¿Indecisión?
La Real Academia Española (RAE) define la palabra indecisión como “falta de decisión”. Se entiende como una dificultad a la hora de tomar decisiones y es percibido como un conflicto interno en el individuo, en definitiva, es la falta de determinación ante una situación.
Un persona con indecisión en el momento de elegir tenderá a percibir el lado negativo de la situación o incluso delegando la decisión en otras personas, en vez de centrarse en los recursos, estrategias e información para realizar una elección adecuada.
Este sentimiento suele estar ligado a la inseguridad, detrás de la indecisión puede haber una falta de confianza en uno mismo que deriva a cuestionarnos la firmeza y fundamentación de nuestras decisiones. También la falta de decisión puede estar relacionada con un planteamiento no adecuado de las situaciones y una autoexigencia excesiva.
¿Qué aspectos influyen a la hora de tomar una decisión?
Aunque a veces no seamos del todo conscientes de todos los factores que intervienen a la hora de llevar acabo un decisión hay muchos aspectos tanto objetivos como subjetivos que influyen en la toma de decisiones y que es necesario conocer, manejar y controlar.
Las aptitudes que poseemos, las destrezas y habilidades que se tienen intervienen en nuestra toma de decisiones. Otro aspecto que contribuye cuando tomamos una decisión es la información que poseemos al respecto.
También influyen las experiencias que hemos tenido o vivido, tanto en sentido positivo como negativo; así como la influencia del contexto social en el que vivimos y por supuesto nuestras preferencias y gustos.
¿Nos estamos poniendo obstáculos a nosotros mismos?
Querer tener todo bajo control es una de las dificultades que nos podemos a nosotros mismos. Querer tener la mayor cantidad de información disponible, planificar y estructurar todo al detalle nos suele llevar a retrasar nuestra decisión y afectarnos en nuestras emociones dando paso a la ansiedad, miedo o irritabilidad entre otras.
En otras ocasiones, adoptamos posturas de evitación ante el hecho de la toma de decisiones, de ir dejando pasar el tiempo que ya se solucionará, pensamos. Puede ser que se solucione de casualidad, ya que intervienen elementos externos a nosotros, pero no siempre resultará así.
Frecuentemente, en el día a día, dejamos pasar la fecha para matricularnos en una academia, no compramos ese vestido que tanto nos gustó y luego no está nuestra talla cuando lo queremos,… Y ello conduce a una insatisfacción con nosotros mismos.
Estas dificultades, generalmente, son producidas por una preocupación en exceso: ¿Es lo mejor para mí?¿Estoy tomando la decisión correcta?¿Es el mejor momento ahora? ¿Y si luego me arrepiento? Dejando así aparcada la resolución del problema o situación.
La dificultad en la toma de decisiones nos puede llevar a vernos con cierta incompetencia personal, generando desconfianza e inseguridad y afectando a nuestro autoconcepto y autoestima.
“El primer paso indispensable para conseguir las cosas que quieres de la vida es este: decide lo que quieres”- Ben Stein
6 claves para afrontar la indecisión
A continuación, encontrarás 6 puntos clave que te serán útiles para vencer las dificultades que nos pueden surgir a la hora de tomar una decisión y superar la indecisión.
1. Conócete y valórate
En la mayoría de decisiones es fundamental y necesario conocerse a uno mismo, como por ejemplo a la hora de elegir una carrera universitaria o elección de trabajo: ¿Cuáles son mi habilidades? ¿Tengo aptitudes para ello?
Pero no solo debemos quedarnos ahí: ¿Disfruto haciendo esto? ¿Tengo motivación? ¿Me siento bien? Resulta imprescindible conocer nuestras emociones y preferencias, sin dejar de darles valor, confía en ti. En ocasiones, nos podemos sentir inseguros cuando vemos que la otra persona prefiere algo diferente. Lo cual es normal que ocurra puesto que cada persona tenemos nuestras características y gustos personales. No siempre vamos a coincidir con los demás, pero ello no significa que nuestra elección sea peor ni mejor, sino simplemente es distinta.
Es importante no intentar complacer a nadie. Tanto si aciertas como si te equivocas, si tomas un decisión que sea por ti. Resulta de ayuda pedir consejo a otras personas, pero no debemos dejar que la otra persona decida por nosotros. Con frecuencia, encontraremos que no todos estarán de acuerdo en nuestra elección y se expresarán en contra de ésta. Siempre habrá alguien que lo vea bien y alguien que lo vea mal.
2. No te precipites
No precipitarse en la toma de decisiones, ser reflexivos y tener en cuenta los aspectos positivos o negativos en cada toma de decisiones. A menudo la precipitación va acompañada de impulsividad y otras veces elegimos una opción por intuición o basándonos en experiencias pasadas y ello dificulta contar con todos los elementos necesarios para realizar una buena decisión.
En el momento de tomar una decisión, sobre todo si ésta es importante para nosotros, es una buena práctica reflexionar previamente. Tomarnos nuestros tiempo para la búsqueda y valoración de alternativas además de recopilación de información que pueda darnos certidumbre sobre nuestra elección y pueda inclinar la toma de decisiones en uno y otro sentido.
3. No te preocupes en exceso
No tener excesiva preocupación ante el hecho de una toma de decisión, pues ello nos puede bloquear o no contemplar adecuadamente los pros y contras. Esto no quiere decir que cierta preocupación no sea adecuada para activarnos, motivarnos y considerar las opciones posibles.
Evitar los pensamientos circulares, los prejuicios que tenemos para adoptar las opciones nuevas y anclarnos en experiencias vividas similares no positivas para una determinada decisión es necesario y adecuado para afrontar nuevas decisiones.
Poseer una actitud positiva ante los cambios imprevistos y las posibles dificultades que puedan surgir. No siempre se puede anticipar lo que va a suceder en un futuro cercano o lejano. La elección puede ser certera y las circunstancias cambiantes pueden decirnos lo contrario.
4. Planifica la improvisación
La planificación es fundamental pues nos ayuda a estructurar los pasos que debemos hacer y la secuencia de las acciones a realizar. Pero a veces la realidad nos demuestra que cierto grado de improvisación en nuestras acciones nos puede ayudar a descubrir experiencias, lugares o información que no contábamos con ella. Como por ejemplo ir a determinado evento que no teníamos previsto, pasear por otro sitio diferente al que lo hacemos habitualmente o probar algún nuevo alimento.
5. Sé flexible
Las decisiones, a veces, debemos relativizarlas pues no todo en la vida es blanco o negro. El realizar una determinada decisión no quiere decir que esa sea la certera al cien por cien, sino que es posible que la elección positiva no sea única.
La vida es cambio y flexibilidad, y de ello se deriva que debamos adecuarnos a la realidad dando la respuesta adecuada en cada elección.
6. Decide, actúa, evalúa.
Por último, pero no menos importante, decídete y actúa. Toma tus propias decisiones evitando delegar en otros.
Posteriormente a nuestra decisión debemos valorar las consecuencias de nuestras decisiones, asumiendo riesgos o fracasos si se dan y vivirlo con normalidad sin que nos afecte en nuestro estado emocional.
Ante las posibles consecuencias negativas no debemos preocuparnos en exceso, pues siempre existen nuevas oportunidades de retomar, enmendar o corregir esas consecuencias, tomando otra decisión tras la evaluación necesaria.
“Jamás dejes que las dudas paralicen tus acciones. Toma siempre todas las decisiones que necesites tomar, incluso sin tener la seguridad o certeza de que estás decidiendo correctamente”.-Paulo Coelho
En conclusión…
Nosotros debemos ser protagonistas y artífices en la construcción de nuestra vida. Para llegar a donde queremos estar tenemos que decidir, elegir entre distintas posibilidades al mismo tiempo que vamos creciendo y aprendiendo. Para ello tendremos que conocernos a nosotros mismos, confiar en nuestro criterio, reflexionar sin precipitarse, poseer una actitud positiva, planificar con improvisación, ser flexibles, pero sobre todo decidir.
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