Seguramente estés en la etapa final de tu embarazo. Es un momento de muchas dudas y miedos, sobre todo miedo al momento de dar a luz. Puede que te preguntes: ¿Irá todo bien? ¿Podré aguantar el dolor? ¿Será muy largo el parto? ¿Me tocará un buen equipo médico?
Probablemente ante estas dudas, con cualquiera que hables te dirá la típica frase: “tranquila, no te preocupes, todo irá bien”. Y tú por dentro puedes pensar, claro, con eso y una varita mágica ya no tengo ni miedos ni preocupaciones (ironía).
Probablemente, las personas que te lo dicen quieren de alguna manera que estés bien y no sufras, aunque no sea el mejor consejo.
¿Por qué ocurre?
Primero tienes que saber que tener ansiedad y miedo ante la idea de dar a luz o a posteri ser madre, es totalmente normal.
El miedo actúa ante una situación desconocida (independientemente si no es tu primer parto, porque cada parto es un mundo) e intenta prepararte para que reacciones lo más rápido posible, por ello te entrena paulatinamente antes.
Es importante tener un poco de miedo, aunque en exceso es cuando se convierte en un problema. Imagínate que no tuviéramos miedo y estamos cruzando una carretera y vemos que viene un coche a mucha velocidad.
Sin ese miedo, no reaccionaríamos apartándonos y nos acabaría atropellando. En el parto ocurre algo similar, el miedo prepara tu cuerpo y mente para reaccionar y actuar.
Por lo que, si tu idea es no tener miedo te digo que no es posible. No podemos (ni debemos) quitarnos ese miedo ya que está ahí por algo. Lo que sí podemos hacer es prepararnos, conocerlo y desarrollar estrategias para afrontarlo.
A veces, el exceso de miedo se convierte en miedo patológico. ¿Qué quiere decir esto? Que ese miedo inicial que tiene como objetivo ayudarnos, se convierte en nuestro enemigo bloqueándonos o provocándonos niveles de malestar que dificultan nuestro día a día.
De hecho, la angustia se convierte en la sensación dominante y se transforma en pánico. Al miedo excesivo al parto se le conoce como tocofobia.
¿Es racional el miedo que se tiene al parto, o es irracional?
Un miedo racional es aquel que está causado por una situación o acontecimiento visible. Si estoy subida en una atracción y veo que se para de repente, voy a tener miedo racional porque hay un peligro real de caerme.
Sin embargo, el miedo irracional se produce frente a riesgos irreales, inexistentes o imaginarios. Los solemos producir en nuestra mente o anticipar situaciones desagradables o peligrosas cuando no tenemos la certeza de que ocurran realmente.
Si por ejemplo veo una araña pequeña y mi reacción es de pánico por pensar que me puede picar y eso causarme algún tipo de enfermedad, estoy teniendo un miedo irracional porque probablemente no me pique y si lo hace, su consecuencia no tiene por qué ser una enfermedad mortal.
En cuanto al miedo al parto, puede ser racional e irracional. Por un lado, es racional porque el peligro a que ocurra alguna complicación existe pero debe ser proporcional.
Se convierte en irracional cuando anticipo todas las cosas malas que pueden ocurrir, ya sea basándome en alguna experiencia traumática anterior o que me lo hayan contado o visto.
Como hemos dicho antes, un cierto nivel de miedo es conveniente y útil. Los excesos de miedo son los que provocan las complicaciones y hay que eliminar.
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¿Por qué hay que eliminar ese exceso de miedo?
Porque sin quererlo, le añadimos más complicaciones al momento del parto. No quiero asustarte, sino que conozcas la información para que estés más preparada y afrontes ese momento con más ilusión que miedo.
Cuando activamos el botón del miedo, nuestro organismo reacciona a nivel psicológico y físico. Por un lado, tienes un exceso de alerta con lo que estarás más pendiente de todo y con ello aumentarán las preocupaciones.
Y por otro lado, se activan las neurohormonas y los neurotransmisores que entran en juego preparan el cuerpo para el ataque o la huida. Esto provoca que tensemos nuestros músculos, con lo que la dilatación se dificulta, lo que hace que el dolor aumente.
El miedo activa al neocórtex cuya función es preparar a tu cuerpo para salir a correr en caso de peligro o luchar y esto provoca que se liberen menos dosis de oxitocina, hormona fundamental para el parto.
Puede que saber esto, te provoque más preocupación porque es algo que en principio no podemos controlar y que ocurre en nuestro interior. La idea que quiero transmitirte es que el conocimiento de todo lo que ocurra en ese momento, te hará prepararte para sentir seguridad y no dejarte bloquear por el miedo o la incertidumbre.
Existe la llamada “profecía autocumplida” que consiste en que si piensas que algo va a salir mal, si tu actitud es negativa y pesimista, las probabilidades de que algo salga mal son mayores porque te diriges hacia ello.
Seamos sinceras, dar a luz es una situación de vulnerabilidad total para la mujer. No es agradable verte en una camilla, con las piernas abiertas, rodeada de gente y sin ver qué ocurre realmente.
Por ello, cuánto más sepas de ti misma en ese momento (de lo que ocurre en ti tanto física como mentalmente), más confianza y seguridad tendrás.
Ojo! Eso no implica que pases al extremo contrario y te infotoxiques, es decir, que tengas un exceso de información que lo único que haga es que tengas más dudas y preocupaciones. Recuerda, todo en su justa medida es bueno. El exceso no.
Prepara tu cuerpo y tu mente en el embarazo (y el parto)
Aprende a relajar tu cuerpo
- Aprender a tensar y relajar los músculos de forma voluntaria te va a ayudar en el momento del parto.
- La técnica de relajación progresiva de Jakobson puede serte de utilidad. Consiste en tensar y relajar de forma progresiva diferentes grupos musculares (los pies, las piernas, los glúteos, el abdomen, los brazos, la cara).
- Sé consciente y quédate con la sensación de tensar y relajar cada una de las zonas.
Usa tu respiración
- La respiración adecuada es fundamental tanto en el parto como en nuestro día a día. A través de ella podemos llegar a incidir en nuestro estado emocional.
- En cada situación se respira de forma distinta:
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- Respiración clavicular: Cuando estamos tensos o nerviosos se acelera nuestra respiración y se hace más superficial.
- Respiración torácica: Es con la que respiramos habitualmente, se llena la zona media de los pulmones.
- Respiración diafragmática o profunda: Es la respiración más profunda y lenta, llenándose todo el circuito de aire. Ocurre cuando estamos relajadas o nos vamos a dormir.
- La respiración durante el parto podemos utilizarla para inducir un estado de relajación si lo necesitamos.
Usa tu mente
- Visualiza el momento del parto de forma positiva, sin idealizarlo. Piensa en el momento en que conocerás a tu hijo/a y vive las sensaciones de ese momento único.
- Trata de cargarlo siempre de imágenes positivas.
- Analiza tus pensamientos y quita aquellos que no te sean útiles o te provoquen malestar.
- Recuerda que como pensamos, sentimos. Por ello, puedes tener más control sobre tus emociones si prestas atención a tus pensamientos positivos.
- En los días previos a salir de cuentas e incluso en las primeras contracciones, confía en tu capacidad para estar tranquila, confiada y segura de ti misma.
Te dejo algunas dudas que pueden surgirte en el último momento:
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¿Qué ocurre si no llego a tiempo al hospital?
En las noticias puede que hayas visto que ocurren nacimientos mientras se está llegando al hospital o en lugares como un avión. Éstos son casos aislados.
Cuando estás de parto lo notas, créeme. Empiezas a tener las primeras contracciones sobre unas 12 horas antes de dar a luz. Da tiempo de sobra para llegar al hospital, incluso se llega antes de tiempo sin haber dilatado lo suficiente.
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¿Qué pasa si voy al hospital y me mandan a casa?
Probablemente, te hayas adelantado y tu cuerpo necesite más tiempo para prepararse. Es importante que controles (o tu pareja o algún familiar) el tiempo en que te vienen las contracciones.
Si no las tienes seguidas, es mejor que vayas a casa a descansar ya que luego necesitarás esa energía.
Si son seguidas, te recomiendo que te quedes en la sala de espera y se lo comuniques al equipo médico.
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¿Y si no me toca un buen equipo médico?
Esta preocupación suele ocurrir a menudo. Debemos confiar en el personal sanitario ya que son profesionales cualificados.
Es verdad, que hay que tener en cuenta que son personas y pueden cometer fallos o no tener un buen día y tal vez respondernos de no muy buenas maneras.
Tu actitud también va a contar mucho. Es cuestión de empatía mutua. Habrá con quién conectes más y con otros menos. Si ambas partes lo ponéis fácil, será mucho más agradable para todos.
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¿Quién habrá en la sala de parto?
Normalmente están el ginecólogo/a y/o la matrona que son los que asisten el parto, las enfermeras que les ayudan y el anestesista encargado de vigilar el nivel de anestesia durante la intervención.
A cualquiera de estos profesionales puedes preguntarles si te surge alguna duda. En la mayoría de ocasiones, también permiten un acompañante para que estés más tranquila y pueda apoyarte.
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¿Y si se me olvida respirar adecuadamente o empujar cuándo toque?
La matrona va a estar a tu lado durante todo el proceso, escúchala y sigue sus instrucciones. Debes saber, que el cuerpo de una mujer está preparado para el parto.
Es algo natural y como en cualquier especie, es algo innato que tu propio te dice lo que hacer en cada momento.
Es lógico que quieras prestar atención a todo, esto ocurre porque estás en alerta. Tienes que concentrar toda tu atención en tu respiración y poner todo lo demás en off o en segundo plano.
Como cuando pones la televisión de fondo pero no le prestas atención porque estás concentrada en otras tareas.
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¿Soportaré los dolores?
Cada persona tiene un umbral del dolor, hay quiénes lo soportan mejor que otros. Por ello, hasta que no lo pongas a prueba no lo sabrás.
Durante la preparación al parto, enseñan técnicas para aliviar los dolores. También está la epidural que elimina por completo el dolor.
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¿Qué ocurre si el bebé no llora nada más nacer?
Probablemente no ocurra nada. Cada bebé necesita su tiempo de adaptación. Que no llore nada más nacer no significa que no esté respirando. Hay bebés que nacen más tranquilos y otros lloran más.
Ante cualquier duda, pregunta.
Recuerda que, cada parto es único y no puedes prever cómo será. Pero ni para bien ni para mal. Por ello, no pienses qué puede ocurrir.
Disfruta de todas las fases del embarazo porque, si estás preocupada constantemente en lo que pasará, te perderás vivir lo que está pasando ahora.
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