Estamos en noviembre, última semana del mes, ¿y eso que significa? Que entramos en la cuenta atrás para el día con más ofertas del año: el Black Friday.
Parece que cada vez más comercios se suman a la hora de hacer ofertas y descuentos maravillosos en este día: tiendas de electrónica, marcas de ropa, perfumerías, compañías telefónicas,… y la lista sigue y sigue abarcando todo tipo de sectores, productos y servicios.
El “Viernes Negro” o Black Friday llegó en el 2012 a España para quedarse y convertirse en una fecha ya señalada en casi todos los calendarios.
Cada año sube la cantidad de ofertas, tanto que ya no solamente se reduce a un día, sino que hay promociones incluso durante toda esta semana.
Aprovechar este día y sus buenas ofertas puede ser beneficioso para nuestro bolsillo, pero ¿qué ocurre cuando se nos escapa de las manos? ¿Realmente somos capaces de controlarnos? ¿Podremos consumir con cabeza?
¿Qué es el Black Friday?
El Black Friday, a diferencia de lo que se cree, no se trata solamente de aquel día donde los números rojos pasan a negros (beneficios por encima de pérdidas), sino, como apunta este artículo de la CNN, se debería al caos que se originó y requerimiento policial precisado en Philladelphia (EEUU) en la década de los 50.
Aprovechando un partido de fútbol entre el Ejército y la Marina tras Acción de Gracias (cuarto jueves de noviembre en EEUU), la ciudad se inundó de ofertas y decoración para aprovechar la asistencia al mismo de decenas de potenciales clientes, haciendo que largas colas y aglomeraciones abarrotasen el municipio.
Tras el éxito de este evento, se continuó con la vigencia de este día el último viernes del mes de noviembre, ampliando los horarios de los comercios para aprovechar dichas ofertas y promociones.
Desde entonces, el Black Friday supone el pistoletazo de salida de las compras navideñas, pues muchos comercios ofertan y amplían la posibilidad de cambio o devolución de las compras realizadas este día hasta después de Navidades.
Aprovechando el tirón de este evento, en 2005 se instaura el Cyber Monday (o Ciberlunes) donde las compras por internet son las reinas. Así, aquellos que no pudieron comprar en el Black Friday tienen una nueva oportunidad de consumo tres días después.
¿Por qué nos gusta tanto el Black Friday?
Si el Black Friday ha logrado tener éxito en nuestro país, bastante lejano al de origen (EEUU), se debe a la educación consumista. ¿Por qué nos gusta tanto ir de tiendas? ¿Por qué sentimos alivio y nos reconforta comprar?
Se compara la compra compulsiva (“shoppingmania” o “oniomanía”) con el placer que se siente tras consumir sustancias adictivas o jugar para un ludópata.
Esta patología se caracteriza por un deseo desenfrenado por comprar, aunque no haya una necesidad real. Esto ocurre porque, cuando compramos, recibimos una recompensa inmediata que nos produce satisfacción.
Este impulso consumista está asociado a trastornos depresivos y baja autoestima, ya que hace que, por unos momentos, nos sintamos mejor.
Por ello, ¿todos los que compran en el Black Friday son “shoppalcholics”? La respuesta es NO. Comprar moderadamente no significa ser adicto a las compras, pero comprar impulsivamente puede fomentar esta problemática.
Se deben cumplir estas 3 claves para que realmente haya un consumo compulsivo patológico:
- Padecer una especie de estado hipnótico producido por el producto, que hace que no seamos capaces de concentrarnos ni pensar de una forma lógica y fría.
- Sentir bienestar y felicidad (aunque sea temporal) con la compra o con la sola con la idea de verse comprando, regodeándose en ello. Si no lo hace, siente angustia y ansiedad.
- Sentir culpa y vergüenza y arrepentirse de la compra al darse cuenta de que volvió a ceder ante el impulso. Por ello, destruirá o esconderá el objeto para no ser descubierto o sentirse peor al verlo.
Entonces, ¿por qué deseamos comprar?
La sociedad consumista en la que vivimos nos hace creer constantemente que necesitamos consumir y tenerlo todo para ser felices. Esto beneficia en gran medida a los comercios y a la economía, pero nos dificulta a la larga la vida tanto en términos psicológicos como económicos.
Cuando sentimos que nos falta algo, que estamos vacíos emocionalmente o estamos pasando por un mal momento, nos convencemos de que la adquisición de ese producto o servicio nos hará felices u olvidarnos de nuestros problemas.
¿Qué ocurre?
Que el alivio u olvido es a corto plazo, como ya hemos dicho, por lo que el problema de fondo sigue estando pese a que lo parcheemos.
También existe la creencia de que quien más tiene más éxito tendrá frente a los demás y será admirado por ello, por lo que intentamos crearnos una imagen deseable con la compra de lo último en marcas de ropa para ir a la moda, lo mejor en tecnología del mercado o hacernos con el último lanzamiento de ese producto novedoso.
Creemos que tener lo mejor y lo último hará que a ojos de los demás seamos gente de prestigio, con éxito y poder.
Consejos para sobrevivir al Black Friday y resto de eventos consumistas
Estamos en época de gastos: Black Friday, Cyber Monday, compras navideñas, Reyes, Rebajas,… parece ser que hasta febrero todo se va a reducir en comprar, comprar y comprar. Como he dicho al principio de este artículo, aprovechar estas ofertas nos puede hacer ahorrarnos mucho dinero, si lo hacemos con cabeza.
A continuación te voy a dar unos cuantos consejos para no caer en la compra compulsiva:
- ¿Qué necesito realmente? Hazte esta pregunta antes de salir a comprar o meterte en internet. Puedes revisar tu armario y ver qué prendas están más desgastadas o no tienes y son una “necesidad”, por ejemplo. Puedes planificar desde casa entrando a las apps o webs de las tiendas y comparando precios (SIN COMPRAR lo primero que veas). Si ya tienes claro qué vas a comprar, será llegar a la tienda y adquirir eso, sin distraerte con otros productos.
- Crea un presupuesto. Cuando sepas qué necesitas y en qué vas a invertir dinero, establécete una cantidad máxima que cubra esos productos y deja un poco de margen (¡sin pasarte!) para un pequeño capricho o algún imprevisto a la hora de calcular el presupuesto.
- Compra en comercios fiables. A veces nos engañan algunas empresas y suben los precios días antes de los productos para “bajarlos” con estas promociones de Black Friday y parecer ofertones. Cuidado con este tipo de estrategia.
- No vayas a comprar si te sientes mal. El estado de ánimo es importante, como hemos dicho antes, y tenderemos a la compra para intentar subirlo pudiéndonos pasar con el consumo. Si tienes un mal día, quizá no sea el idóneo para irse de compras.
- No compres porque todo el mundo compra. Parece que nos da un poco envidia si vemos que nuestros amigos, familia, pareja o, incluso, ¡los desconocidos! compran. Nos dejamos llevar por la masa y nos contagiamos para encajar en el grupo: “si todos compran, lo normal es que yo también lo haga para sentirme parte de ellos”. Solamente compra si tienes que adquirir o reponer algo.
- No vayas solo/a de compras, si crees que puedes pasarte comprando más de lo necesario. Ve con alguien de confianza que te lo recuerde si es preciso. No vale cualquier persona, pues algunas nos animarán a comprar de más. Déjale muy claro que te ayude a mantenerte en el plan.
- Ve con el dinero justo en metálico. Si puedes deja la tarjeta en casa, eso evitará que caigas en la tentación de pasarte del presupuesto acordado.
Regalar a otros y/o comprar para uno mismo puede ayudarnos a sentirnos mejor, pero las emociones no son materiales, por lo tanto lo material no es lo único que puede crearlas.
Si quieres tener un buen sabor de boca y sobrevivir al Black Friday, usa más la cabeza y menos la tarjeta.
¿Qué es eso que vas a comprar o has comprado en el Viernes Negro? Déjanoslo en comentarios.