Cuando se toma la decisión de tener un hijo/a, se tiende a pensar que al mes siguiente veremos nuestro positivo en el test de embarazo. ¿Pero qué pasa si esto no es así y pasan los meses y no lo conseguimos? Surge la ansiedad por quedar embarazada.
Es entonces cuando empiezas a preguntarte ¿Tendré algún problema de fertilidad? ¿Lo tendrá mi pareja? Y como no puedes quitártelo de la cabeza, decides obviamente ir al médico. ¿Y qué respuesta encuentras? Que tienes que estar un año intentándolo para que te atiendan, es decir, un año enterito con todos sus meses de obsesión.
¿No sería más lógico que os hicieran las pruebas de fertilidad en ese momento y si hay problemas atenderlos y si no quedaros más tranquilos y entonces seguir intentándolo?
La intranquilidad y no tener respuestas, el dejarte en vilo durante ese tiempo, puede conllevar a tener problemas a nivel psicológico, produciendo esa ansiedad por quedar embarazada.
En este artículo voy a hablar precisamente de cómo nos sentimos cuándo intentamos ser madres y no lo conseguimos, surgiendo esa ansiedad por quedar embarazada y entrando en un bucle difícil de salir.
Ansiedad y estrés: mala combinación para quedarse embarazada.
La ansiedad mal enfocada, puede perjudicarnos en muchas situaciones de la vida y más cuando se trata de quedarse embarazada, ya que el propio estrés que experimentamos, puede convertirse en un obstáculo para conseguirlo.
Un estudio publicado en “Human Reproduction” afirma que la ansiedad por quedar embarazada podría desempeñar un papel importante en la infertilidad.
El estudio realizado en la Universidad de Ohio concluyó que las mujeres con altos niveles de alfa-amilasa y cortisol eran un 29% menos propensas a quedarse embarazada cada mes.
Cuando una pareja busca un embarazo y no lo consigue, es normal que con el paso de los meses vaya apareciendo la frustración, la desilusión y los sentimientos de culpa, lo cual, a su vez, generan más estrés.
La pescadilla que se muerde la cola.
Cuando las expectativas de ser padres no se cumplen, se incrementa la ansiedad, lo que provoca que el embarazo no se produzca. Se entra en un círculo vicioso en el que la ansiedad por quedar embarazada, y no conseguirlo, impide que se produzca el embarazo, y eso a su vez, genera más estrés y ansiedad.
Cada mes se repite la misma historia. Te convences a ti misma que este será por fin el mes, te convences que así será. Te has hecho experta en la materia, como si hubieses hecho un máster. Sabes los parámetros que indican que estás ovulando, el moco cervical, la llamada clara de huevo, los TO (test de ovulación), la temperatura basal, etc.
Y de tanto observar tu cuerpo, crees cada mes tener todos los síntomas que indican el embarazo: pechos hinchados, sueño, cansancio, ganas de orinar…Te ilusionas y finalmente llega la menstruación. Otro chafón más.
Y no es porque esos síntomas sean imaginarios o psicológicos. Realmente los tienes, tu cuerpo se prepara cada mes para crear pero al no “cuajar” lo elimina a través de la menstruación. Y claro, son los mismos síntomas tanto para embarazo como para menstruación (ya podían ser diferentes para no hacernos falsas ilusiones).
Esto provoca una gran decepción y preocupación, que a su vez genera estrés y ansiedad por no conseguirlo. Y cada vez te obsesionas más. No puedes evitarlo.
El sexo se convierte en algo obligatorio, en “deberes”. Y aunque lo disfrutes, puede convertirse en algo insano para la pareja.
Al estar más tensos ambos, puede que se incrementen las discusiones por tonterías.
Y te preguntarás, ¿por qué mi cuerpo me hace esto? ¿Por qué no me permite quedarme embarazada? Te explico, es una defensa que tenemos las personas, imperfecta pero lógica. Si tenemos estrés, nuestro cuerpo interpreta que no es buen momento para quedar embarazada, que es un periodo de mayor fragilidad para la mujer y, por lo tanto, lo bloquea.
¿Qué nos provoca estrés?
Hay diversos factores que pueden estar generándonos ese estrés, del cual puede que no seamos conscientes. Y cuando no somos conscientes de algo, no podemos cambiarlo. Es por ello, que debes investigar cuál o cuáles están siendo tus fuentes de estrés para intentar eliminarlos o reducirlos.
A continuación, hablaré de algunos aspectos que pueden estar ocasionando en tu vida ese estrés.
La presión social.
Vivimos en una sociedad que empuja a las mujeres a ser madres. Como si el único objetivo de las mujeres en su vida fuera crear una familia y que además incluye: encontrar pareja, casarse y tener hijos.
Y si no estás en ese camino, eres rara o te pasa algo. De hecho, no dejan de preguntarte por ello y cuando tienes una, te preguntan por la siguiente. Existen más cosas que podemos hacer, créeme.
La decisión de ser padres no es fácil, entran en juego muchas variables. En la actualidad, la estabilidad económica y laboral condiciona mucho esa decisión.
Es por ello, que esa decisión se pospone y entra en juego también la condición biológica. Al querer ser madres más tarde, el llamado reloj biológico juega un papel importante en la fertilidad. Y esa presión genera ansiedad porque tenemos miedo a que “se nos pase el arroz” (frase feísima por cierto, pero la uso para que se me entienda).
El reloj biológico.
Y es que se nos ha vendido que las mujeres tenernos fecha de caducidad, (vamos como si fuésemos un yogurt que caduca y hay que comérselo rápido) y que si no eres madre no estás completa. Vaya absurdez.
Es cierto que, desde que nacemos, cada mujer tiene una reserva ovárica que es la que te indica los años de fertilidad. Pero también hay muchos avances científicos que pueden “parar” ese reloj, como por ejemplo la congelación de los óvulos.
En este caso, me refiero más a las creencias colectivas respecto a la fertilidad de la mujer. Que, aunque no lo quieras, genera una presión en nosotras en el momento de querer ser madres, ya que sale en forma de miedos y preguntas. ¿Tendré suficiente reserva ovárica a mi edad? ¿Me ayudarán los médicos en caso de que no la tenga o por la edad me rechazarán? Y si no tengo pareja, ¿podré ser madre soltera?
El entorno.
El entorno puede ser un gran aliado, al darte apoyo, pero también se puede convertir en una fuente de estrés. Los amigos y familiares intentan darnos consejos, que muchas veces te hacen sentir mal. Frases como:
“No te preocupes, relájate y pasará”.
“Le estás dando demasiadas vueltas”.
“Iros de vacaciones y volverás embarazada”.
“Pasará cuando Dios quiera que pase”.
“Solo tienes que dejar de obsesionarte y relajarte”.
Y además tienes que poner buena cara mientras te lo dicen y darles la razón, porque lo hacen con buena intención. Cuando por dentro piensas “muchas gracias, no había tenido en cuenta todo eso” (nótese la ironía). Tal vez sea porque no saben que tienes un máster en esto, no te van a descubrir algo que no sepas.
Es como cuando estás enferma y te dicen “mejórate”. Y piensas, claro esa es la idea, no quiero quedarme enferma de por vida, obviamente.
Sarcasmos a parte, nuestro entorno puede generarnos un estrés añadido a nuestra ansiedad por quedar embarazada. Es por ello, que muchas parejas deciden no contar nada hasta lograrlo.
Todo tiene sus ventajas e inconvenientes. Si lo cuentas, tendrás apoyo pero también ese tipo de comentarios o que estén pendiente de si lo lográis o no. Y si no, te evitarás esos comentarios y el que estén observándote pero no tendrás ese apoyo. ¡Ojo! También puede ocurrir que lo contéis, y al comprender la situación, no tengáis este tipo de comentarios. Es algo que debéis valorar, cada uno decide contarlo o no.
No paras de ver embarazadas.
Esto suele ser muy frecuente y genera una gran presión. O bien son tus amigas las que van teniendo hijos y tú ves que no lo consigues por más que lo intentas o el destino se ha confabulado para ponerte embarazadas por todos los sitios que vas para torturarte.
En el primer caso, crea frustración e impotencia, y esto vuelve a crear estrés. En el segundo caso, no te preocupes porque es algo normal. No es que pongan en tu camino a embarazadas para torturarte ni nada por el estilo. Antes también te las cruzabas, pero pasaban desapercibidas porque tu atención estaba puesta en otros intereses.
Es como cuando te compras un coche y luego no dejas de verlo por todos los lados y ves que hay más de los que creías.
Las cookies de las redes sociales.
Esto es algo que me mata. Si buscas algo en internet o lo comentas en una conversación, a las pocas horas o días te aparece dicha cosa en la publicidad de tus redes sociales. Seguro que te ha pasado en más de una ocasión.
Pues bien, eso no ayuda nada cuando estás intentando ser madre y no paran de salirte anuncios en tus redes sociales recordándotelo constantemente y de forma masiva.
Porque las cookies no entienden de emociones y no ven que cada vez que te muestran algo relacionado con bebés, te puedes venir abajo porque te están constantemente recordando aquello que no puedes conseguir, por más esfuerzo que hagas.
¿Te sientes identificada con estas fuentes de estrés? ¿Eras consciente que estas cosas provocaban estrés? Ahora vamos a centrarnos en cómo eliminarlas.
¿Qué puedo hacer para eliminar esta ansiedad por quedar embarazada?
Lo primero de todo, decirte que no hay una fórmula mágica para dejar de generarte ese estrés y ansiedad por quedar embarazada. Pero sí hay cosas que puedes ir haciendo poco a poco.
No tengo la varita mágica para que te quedes embarazada (¡ojalá!). Pero sí puedo ayudarte en cómo dejar de sentir ese estrés y ansiedad, que son una de las cosas que te están bloqueando a la hora de ser madre.
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Hacerte un seguro privado.
Te parecerá una locura y no, no me pagan por hacerles publicidad, pero créeme cuando te digo que te va a ser de gran utilidad. Y la verdad, es que puedes conseguirlo por un precio económico.
Tenemos una seguridad social en España muy buena pero también muy lenta. Y esto se traduce en impaciencia y frustración para ti y tu pareja, que te generarán estrés, que ya hemos visto que no es nada bueno para nuestro objetivo.
Debes espera un año a saber si tenéis algún problema para concebir y después de eso, todo lo que tardan en hacerte las pruebas oportunas para saber si tenéis algún problema alguno de los dos y, posteriormente, te ponen en una lista de espera que a saber cuándo te llaman. Que se traduce en seguir esperando vaya.
Se te pueden ir más de dos años tranquilamente. Con lo cual, lo mejor es hacerte un seguro, donde te puedas hacer las pruebas oportunas desde el momento que tú quieras. Si os sale todo bien, te quitas esa preocupación y peso de encima. Si hay algo que no sale bien, puedes buscar la solución con el profesional adecuado y en el momento, no cuando ha pasado mucho tiempo, estáis quemados y doblemente estresados y frustrados.
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Empieza por dejar de querer NO obsesionarte.
Sí has leído bien, ignora todo aquel que te diga que no tienes que obsesionarte (incluida tu propia mente) porque esto solo hará que te obsesiones más.
Es como si te dijera, no pienses en un elefante rosa. Y tu cerebro hace ¡click! Marchando un elefante rosa en imagen.
Claramente no funciona, no se puede dejar de pensar en algo cuando no dejas de nombrarlo porque le estás poniendo más atención a ese algo. No vas a poder dejar de obsesionarte, enfocándote en la obsesión. La cosa no funciona así.
Si realmente quieres dejar de pensar en algo, hay que suplir esa obsesión con otra información distinta e igualmente importante. No con cosas banales y sin importancia, si no con algo que realmente te saque de esos pensamientos y temática.
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Tomaros un descanso.
Esto tiene trampa. No me refiero a que dejéis de intentarlo (te sentirías mal por perder esos meses) sino más bien a que vuestra mente se tome un tiempo de descanso. Es decir, que dejes de prestar atención a todo lo que conlleva la búsqueda. Limítate a saber cuál es tu ventana fértil y olvídate de temperaturas, tests, y calendarios. Esa semana que sea vuestra mini luna de miel.
Sé que es complicado, pero no estás perdiendo ese mes, estás dejando que tu mente descanse. Te pongo un ejemplo: Para ser productivos durante el día, debemos dormir de noche porque “apagamos” nuestra parte consciente. Lo mismo ocurre con nuestra mente, necesita descansar y centrarse en otras cosas para no saturarse y de esta forma estar más despejada.
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No te compares más.
No te centres en lo rápido que otras mujeres se han quedado embarazadas y en que tú no. En pensar que otras lo consiguen en el primer mes que lo intentan. como si fuera algo facilísimo, y a ti parece que tengas que reunir sangre de unicornio, polvos de arcoíris y que se alineen los planetas.
Si te paras a pensarlo, conseguir un embarazo no es fácil: la mujer tiene que ovular; que cuando lo haga, haya un espermatozoide vivo esperando el óvulo; que las vías estén despejadas para que baje el óvulo y suba el esperma; que se encuentren ambos y se haga la fecundación; que luego baje bien el óvulo fecundado hacía el útero y posteriormente que se anide. ¿Parecía fácil no? Es más complejo de lo que creemos y esto es sólo un mini resumen de lo que realmente sucede.
Pero, ¿sabes por qué no es bueno compararse con otras personas? Porque siempre esa comparación la vamos a hacer para perder y cada uno tiene unas circunstancias, que no son nada comparables.
Nunca nos vamos a comparar con la que no tiene tal o no es esto o lo otro, sino con la que sí. Y esto sólo nos lleva a sentirnos mal emocionalmente y eso hace que nos genere ansiedad. Otro bucle más en el que entramos.
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Usa el humor.
Sé que no es algo divertido y que cuesta sacar algo positivo de la situación, pero lo vais a llevar mucho mejor que si os lo tomáis de forma negativa u os quemáis.
El humor es uno de esos elementos que de manera natural nos ayuda a liberar estrés. Con él, los grandes problemas dejan de parecer tan grandes.
Cuando nos reímos, se relajan los músculos y disminuyen los niveles de cortisol, la hormona del estrés, por la acción de la dopamina y de las endorfinas.
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Desahógate.
Tienes que eliminar el estrés, la preocupación y cualquier emoción que no te ayude a conseguir quedarte embarazada.
Si tu entorno lo sabe, puedes desahogarte con ellos. Pero ojo! No entrar en bucle y ser monotema. Las cosas se desahogan una vez, el resto es darle vueltas a lo mismo sin resultados diferentes.
Si por el contrario, has preferido no decirle de momento nada a nadie, hay varias formas de desahogarte. La primera, y es bastante terapéutica, es escribir todo aquello que se te pasa por la cabeza y sientes, sin filtros.
Otra opción es hablarlo con tu pareja o ambos acudir a un profesional que os ayude. Y una última opción es meterte en un grupo de apoyo en redes sociales con tu mismo problema. Ellas más que nadie te entenderán, te apoyarán y si tienes dudas de algo en concreto que hayan vivido, te pueden aconsejar.
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Acudir a un profesional.
A veces las situaciones nos superan y no pasa nada por ello. Es bueno pedir ayuda.
No todo el mundo está dispuesto a dejarse ayudar, es bueno ser conscientes que se tiene un problema y buscar la ayuda oportuna, sea a nivel ginecológico o psicológico.
Si lo necesitas puedes hablar conmigo sin ningún problema, estaré encantada de ayudarte. Entiendo y comprendo perfectamente por lo que estás pasando y podré darte las herramientas que necesitas para trabajar ese estrés y ansiedad por quedar embarazada.
La concepción puede no ser inmediata.
Algunas mujeres se quedan rápidamente embarazadas, y otras, no. Si estás en el segundo caso, debes saber que no eres menos mujer por ello. Es lógico que trates de solucionarlo y no por ello te conviertes en una obsesiva. Cualquier mujer en tu situación, incluso si esas que se quedan en el primer intento vieran como pasan los meses y no lo consiguen, harían exactamente lo mismo que tú.
Hay mujeres que tienen la suerte de quedarse embarazadas enseguida y otras se tienen que esforzar mucho más. Tienen que levantarse y tomarse la temperatura basal, hacer pis en palitos, organizar su vida sexual en función de su ovulación, etc. Todo un rollo, que en muchas ocasiones se traduce en nada, o más bien en ansiedad por quedar embarazada.
Es imposible no preocuparse por quedar embarazada si no ocurre de forma automática. Te sientes culpable e incluso como si estuvieses defectuosa. No entiendes como otras mujeres lo consiguen a la primera y tú no.
El caso es que no eres ellas, eres tú y te tienes que centrar en ti. Que alguien consiga algo antes que tú, no te quita valor ni como persona ni como mujer. Esto grábatelo a fuego.
En definitiva, querer ser madre es algo que requiere valentía, vulnerabilidad y, por supuesto, esfuerzo. Por eso, aunque te cueste un poco más, NUNCA te rindas ni tires la toalla.
Te mando todo mi apoyo desde aquí y espero haberte podido ayudar un poco en estas líneas que te escribo. ¡Mucho ánimo, estoy segura que lo conseguirás!
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