Pueden contarte mil y un tipos diferentes de recetas para conseguir ser más atlético, más inteligente, mejor persona, más carismático o más positivo. La realidad es que nada de esto funciona si tú no quieres, alcanzar tus metas depende de ti.
Entonces… ¿puedo controlar lo que yo quiero o no quiero? Por supuesto que sí, puedes. Pero tendrás que trabajar, y aprender a diferenciar entre lo que es querer y desear.
Básicamente “querer algo” te lleva a la acción, mientras que “desear algo” lleva tus ideas al limbo de lo que es poco probable de alcanzar. Así que toma papel y lápiz y echa un vistazo a lo que te propongo en este artículo.
Para alcanzar lo que uno quiere y moverse hacia un objetivo, hace falta sacrificarse y esforzarse más de lo que creíamos que había que hacer. No obstante este sacrificio tiene otra cara, ya que aunque sea un camino largo, cuando consigues el ritmo y consigues alcanzar tus metas, el sabor es muy dulce.
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Y entonces… ¿qué es lo que te lleva a alcanzar tus metas?
Como habréis leído ya en millones de artículos, el motor que nos impulsa en todos los ámbitos de la vida y que nos lleva a realizar cualquier actividad, es la motivación.
Desde la Psicología, la motivación ha sido un concepto muy estudiado ya que tiene gran importancia a la hora de explicar las causas del comportamiento. Estar motivado significa tener una representación mental anticipada de la meta, lo que automáticamente debería arrastrar a la acción.
Para alcanzar tus metas es importante que tengas una determinada activación, un objetivo claro y, la capacidad y disposición de emplear tu energía durante un período de tiempo determinado.
3 Pasos para Cambiar
Sin embargo, no siempre ocurre así: a veces existen rupturas entre la representación mental de lo que quieres y la acción que te lleva a alcanzar tus metas.
Y es que, para que una persona comience a realizar una actividad, debe experimentar un cambio positivo, para poder lograr el rendimiento que se había propuesto en el alcance de esa meta específica. Por ello para que el cambio se dé, sea duradero y significativo, se deben seguir 3 pasos:
- Tener conciencia, darse cuenta de lo que se pretende y comprender la situación en la que nos pretendemos adentrar.
- Ejecutar acciones para controlar lo que se quiere cambiar.
- Repetir, repetir, repetir, repetir y… repetir conductas.
En este sentido, la idea de alcanzar tus metas ya no parece tan dificultosa, sólo se trata de fragmentar en pequeños objetivos la totalidad de lo que quieres realizar.
Busca tu Motivación Intrínseca
Tanto los psicólogos deportivos, educativos como los especializados en negocios, han realizado a lo largo de las últimas décadas una gran cantidad de estudios con los que establecen que trabajar estando encaminados hacia objetivos claros se constituye en el sujeto como fuente de motivación intrínseca.
Esto quiere decir que la motivación al provenir de uno mismo y no de agentes externos (por ejemplo, una paga o un premio que te dan por hacer una determinada tarea), tiene más probabilidad de mantener esa determinada conducta, y por lo tanto tendrás mayor probabilidad de alcanzar tus metas.
En resumen, se trata de que lo que estamos buscando tener cuando nos embarcamos a realizar una nueva tarea o intentamos mantenernos en aquello que estamos haciendo, sea placentero en sí mismo para quien lo realiza (para más información ver “estados de flow“)
Plantéate Metas Efectivas
Así que si te estás planteando comenzar un nuevo proyecto o buscas la manera de sentirte más motivado en aquello que realizas de forma cotidiana, te recomiendo que te plantees un programa para alcanzar tus metas basado en el establecimiento de metas inteligentes.
Para llevarlo a cabo y que te sea más sencillo empezar, intenta seguir las siguientes características para crear metas:
- Específicas:deben indicar de forma precisa lo que se tiene que hacer. No basta con decir “voy a hacer más deporte”, tienes que ser concreto: “salir a correr los lunes, miércoles y viernes”.
- Medibles: deben ser cuantificables, es decir, algo que sea claramente observable por ti mismo o por los otros, que puedas ir evaluando tus resultados.
- Orientadas a la acción:deben representar algo que tiene que hacerse, no vale una idea, un deseo de realización o una expectativa.
- Realistas:deben ser posibles de lograr. Si estás empezando a hacer deporte, no puedes plantearte “escalar el Everest”, primero deberás entrar en forma.
- Temporales:deben ser posibles de lograr en un tiempo determinado. Las metas son más efectivas en la medida que les pones un plazo temporal, por ejemplo: “Salir a correr durante el primer mes los lunes, miércoles y viernes a las 7:00 am”
- Autodeterminadas: las metas deben ser generadas por ti, o establecidas a través de la información que des de ti mismo a un especialista, así tendrán más fuerza.
En general, se trata de trabajar y desarrollar unos sólidos cimientos de habilidades que te conduzcan a alcanzar tus metas y ganar felicidad.
Y mi consejo más importante: si tienes dudas… ¡no lo dudes y consulta a un psicólogo! Estamos aquí para ayudarte.
Si lo necesitas, puedes pedirnos una cita aquí:
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