Quizá sientas que no te quieres y tienes baja autoestima, te dicen que tienes que aprender a valorarte más y ser tú mismo/a sin que importe lo que opinen los demás.
Uno de los principales problemas que veo en consulta es que, al no saber valorarnos, no resulta (casi) imposible poder aumentar y desarrollar una autoestima fuerte y sana.
¿Cómo puedes aprender a valorarte? Sigue leyendo.
¿Por qué es importante aprender a valorarte?
Para explicarte la importancia de aprender a valorarte, te voy a poner un ejemplo muy visual con la siguiente metáfora:
Metáfora de la nevera
Sí, dicen que somos lo que comemos. Según cómo nos alimentamos, nuestro organismo, nuestro esqueleto, nuestra musculatura y un largo etcétera, se ven afectados para bien o para mal.
A veces, basta con mirar dentro de la nevera de alguien para saber qué tipo de persona es: si se cuida o no, sus caprichos, si bebe demasiado alcohol o refrescos, si le gustan los vegetales,…. Pues algo parecido pasa con la autoestima.
Vamos a imaginar en nuestra nevera como nuestro interior, piensa en qué habría dentro según tu forma de ser, reaccionar, pensar,… ¿Qué habría dentro? O… ¿Qué no habría?
Es posible que en tu nevera no haya leche y justo hoy te gustaría tomarte un gran vaso lleno hasta arriba. No pasa nada, en tu edificio hay varios vecinos, así que bajas a ver a la vecina del tercero que, encantada, te llena el vaso de leche fresca.
Pasan unos días y vuelves a olvidar comprar leche. Vuelves a bajar a ver a tu vecina del tercero que, de nuevo encantadísima, te llena el vaso y te da un brik para que te lleves a casa.
Decides que aprovechando esa leche “de más” harás un bizcocho, pero te has quedado sin huevos en la nevera. Recuerdas que tu vecino de arriba tiene una pequeña granja a las afueras y siempre tiene huevos en casa. Subes y, por supuesto, te da una docena sin aceptar nada a cambio. Es más, te alienta a que le pidas siempre que quieras y necesites, pues suele tener exceso por la gran cantidad de gallinas que tiene y se le suelen echar a perder.
Con el paso del tiempo, dejas de comprar leche, porque tu vecina de abajo cada vez que compra te sube un brik, y huevos, porque tu vecino de arriba te baja una docena cada semana.
Pasan los meses y, de repente, tu vecina de abajo decide mudarse a casa de su madre para cuidarla y tu vecino de arriba pierde la granja, teniendo que deshacerse de todas las gallinas. Por lo que, cuando necesitas leche para tu café de las mañanas y los huevos para una rica tortilla, tu nevera está vacía.
¿Qué nos enseña esto?
Nos enseña que depender nuestra autoestima de los demás, dejando que otros nos llenen la “nevera”, puede hacer que, cuando esas personas ya no estén con nosotros, nos sintamos vacíos, sin saber qué hacer o cómo actuar. Nos acostumbramos a que todo se nos dé sin esforzarnos, por lo que acabamos de sentirnos incapaces de hacerlo por nosotros mismos cuando se nos presenta la ocasión. He ahí el error: siempre dependerás de los demás.
Vamos a verlo con otro ejemplo muy gráfico también.
La siguiente metáfora que vas a leer es la que desarrollé hace un tiempo y uso mucho en consulta para explicarles la importancia de aprender a valorarse.
Metáfora del chocolate (*)
(*Yo uso el chocolate para este ejemplo, pero puedes adaptarla con cualquier alimento que te encante y te vuelva loco/a. Elegí el chocolate porque es un alimento que suele gustar a la gran mayoría de las personas, pero, como te digo, puedes elegir aquello que más te guste para entenderlo mejor.)
Imagina que pudieras comer ahora una tableta entera de chocolate: ¿de qué tipo sería? ¿Es tu favorito?
¿A todo el mundo le gusta ese tipo de chocolate? O, directamente, ¿a todo el mundo le gusta el chocolate del tipo que sea?
No, ¿verdad?
¿Y a que, con lo que te gusta a ti, te resulta casi imposible concebir que a alguien no le pueda gustar ese preciado alimento?
Pero no gusta a todo el mundo, aunque a ti te encante.
Como bien sabes, si vamos al supermercado que hay en esta misma calle, podremos encontrar una estantería entera llena de chocolate: en tabletas, en polvo, líquido, blanco, puro, con leche, con fruta, con frutos secos,… ¡Un montón de tipos de chocolate!
Si te fijas, cada tipo de chocolate, de cada marca, tiene un precio fijado, ¿no? Es decir, tú no decides lo que te va a costar, tú ves los precios y eliges según tus gustos.
Imagina ahora que vamos a ese supermercado tú y yo, a ti te encanta ese tipo de chocolate específico, pero a mí no. Es decir, tú lo comprarás, pero yo no. ¿Eso hará que el precio de ese chocolate que vas a comprar cambie porque yo no lo quiera? No, ¿verdad? No va a bajar su precio porque a mí no me guste y a ti sí.
Pues deberíamos aprender a ser como el chocolate y no basar nuestro valor en si nos quieren “comprar” o no. Debemos fijarnos un valor inamovible, gustemos más o menos a los demás, porque a quien debemos gustar es a nosotros/as mismos/as.
Y solo fíjate en algo: ¡ni el chocolate, que es tan delicioso, gusta a todo el mundo!
Gustar a todos no es posible, pero no pasa nada, es algo normal y natural, del mismo modo que a ti no te gusta todo el mundo.
¿Entiendes ahora porqué es importante aprender a valorarte tú mismo/a y no basarte en las valoraciones de los demás? En vez de buscar la aprobación de los demás, que es posible que no llegue (o no cuando tú quieres), sepas crear una misma de ti mismo/a. De esta forma, haya o no alguien para halagarte, te sentirás valioso.
¿Cómo aprender a valorarte?
Una vez nos hemos dado cuenta, con las anteriores metáforas, que las únicas personas de las que dependemos a la hora de crear nuestra valoración somos nosotros mismos, te daré unos pocos consejos para empezar a trabajar en ello:
- No te cierres en banda de primeras porque nunca lo hayas hecho.
Deja a un lado lo pasado y céntrate en lo que puedes hacer ahora.
- Se acabaron los descalificativos hacia tu persona.
Todos cometemos errores y para eso están: para aprender de ellos.
- Interioriza que lo que opinan los demás de ti es eso: una opinión, no una realidad.
- Nunca es tarde para comenzar a llenar tu “nevera” para no depender de los demás. Aunque creas que eres ya mayor para cambiar parte de lo que eres, te aseguro que NUNCA es tarde ni serás lo suficientemente mayor como para aprender a valorarte.
- Lee mi guía-artículo sobre la autoestima. Ahí te enseño qué es, de dónde viene y cómo mejorarla.
Podrás encontrarla aquí: “Cómo mejorar tu autoestima (Guía definitiva)”
Si crees que tú solo/a no puedes comenzar a aprender a valorarte, ponte en contacto con un profesional de la psicología para que te ayude. Si crees que podemos ser nosotras las que te echen una mano, aquí tienes nuestros datos de contacto.
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