Muchos padres se preguntan si deberían llevar a su hijo o hija a un psicólogo juvenil o un psicólogo dedicado a la psicología infantil.
¿Seré un buen padre o una madre si no le llevo? ¿Está pasando por una mala época, algo “normal” o de “la edad” y estoy exagerando? ¿Y si hago que vaya al psicólogo y es peor porque se pone en mi contra? ¿Es demasiado pequeño/a para ir a un psicólogo?
La mente de un padre o una madre preocupado/a por su hijo/a repasa cada una de estas preguntas antes de tomar la decisión de si recurrir a un psicólogo juvenil o infantil para que les ayude a lidiar con la problemática del/la pequeño/a (o no tan pequeño/a).
Te resolvemos tus dudas en este artículo.
¿Para qué sirve la psicología infanto-juvenil?
El psicólogo infantil es aquel experto profesional de la psicología que se encarga del estudio y tratamiento del comportamiento de niños y adolescentes.
No solamente hablamos de niños hasta los 12 años, sino que dentro de la psicología infantil también podríamos incluir a los adolescentes hasta su edad adulta temprana.
El psicólogo especializado en estas edades, ayudará y guiará al niño o adolescente y a su familia a mejorar los aspectos que, a día de hoy, son un impedimento en su calidad de vida y bienestar.
Como hemos dicho, cuando trabajamos como niños o adolescentes, nuestra idea es, no solamente trabajar con ellos buscando orientarles y guiarles, sino también con sus padres o familiares más próximos para dotarles de herramientas y pautas para que faciliten el progreso en casa. De esta forma, no solamente realizaremos el trabajo en consulta, sino también en donde se encuentra el foco de los “problemas”: hogar, colegio,…
Principalmente, el trabajo con la familia o entorno más próximo se necesita pues el comportamiento del niño o adolescente no tiene por qué ser solo responsabilidad o problema de él o ella, sino que es una respuesta a algo que está ocurriendo en su alrededor y reacciona como “buenamente” puede o sabe.
De hecho, muchas veces la demanda de este servicio es debido a la falta de comunicación o mal clima de convivencia en casa porque no se entienden o no llegan a una empatía o comprensión entre sus miembros.
Además, la infancia y la adolescencia suelen ser etapas donde se dan algunos problemas que acarreamos siendo adultos, por lo que es un buen momento para comenzar a trabajar en ello para que no se hagan “crónicos” o se arraiguen.
¿Cómo sé si mi hijo/a debe ir al psicólogo juvenil o infantil?
La gran pregunta que todos los padres se hacen cuando intuyen que algo va mal o quieren prevenir algún problema con su hijo/a.
Partimos de lo siguiente, para que te sientas tranquilo/a si eres padre o madre: si es un buen profesional (mira nuestro artículo “Cómo elegir un buen psicólogo”) nunca le vendrá mal a tu hijo/a ir al psicólogo, pero, ¡ojo! lo mismo que nos pasa a los adultos.
Lo “peor/mejor” que podría ocurrir ante esta pregunta es que el/la psicólogo/a te diga que realmente no ve motivos para que tu hijo/a tenga que asistir a consulta, porque no, no siempre hace falta.
Sí te aconsejo esto: si tu hijo/a te pide ir al psicólogo juvenil o infantil, no se lo niegues, es que realmente se siente tan mal como para superar ese miedo o vergüenza de confesártelo y necesita ayuda. Estate atento/a a esta petición pues aún no hemos normalizado tanto el ir al psicólogo como para que un niño o adolescente crea necesitar ir por su propio pie. También estate orgulloso/a de él/ella por haber recurrido a ti para que le proporciones esa ayuda, es un gran indicativo de madurez y educación.
Si no te lo pide, ¿cómo saber si debes llevarle a consulta?
Seguro que has visto algún capítulo de “Supernanny” o “Hermano mayor” y no, no hace falta llegar a esos extremos como para tener que acudir con tu hijo/a a consulta, sino que las señales pueden ser algo menos explícitas.
Puedes concertar una sesión con un psicólogo juvenil o infantil si se dan uno de estos supuestos:
- El/la niño/a o adolescente muestra un cambio muy brusco en su comportamiento y actitud. Puedes sentir que está triste, muy preocupado, irritable o apático.
- Le cuesta relacionarse con otros niños o adolescentes de su edad o le da miedo enfrentarse ante situaciones sociales, aunque sea con adultos.
- Tiene comportamientos “raros” o te habla de cosas que no son propias de su edad o de un tema que no te ves capaz de afrontarlo con él/ella tú solo/a (por ejemplo, se cuestiona su género).
- Se comporta de forma violenta física o verbalmente en casa o en el colegio. Esta agresividad física puede ser hacia las personas o cosas materiales.
- Tiene miedo a quedarse solo/a.
- Sufre alguna fobia o miedo muy intenso a algo.
- Tiene pesadillas recurrentemente o terrores nocturnos o insomnio.
- Se orina en la cama en edades avanzadas.
- Deja de comer o come compulsivamente sin control.
- Sufre problemas de bullying en el colegio o instituto o cyberbullying en las redes.
- Sus notas caen en picado, le cuesta concentrase o se distrae con muchísima facilidad.
- Está viviendo el divorcio de sus padres, el duelo por fallecimiento de alguien cercano o una situación vital difícil o que conlleva un gran cambio (una mudanza a un nuevo país o ciudad o un accidente, por ejemplo).
- Muestra tics, obsesiones o somatizaciones que no tienen que ver con problemas físicos como enfermedades o efectos de alguna medicación. Por ejemplo: vómitos recurrentes, problemas en la piel, dolor de estómago o de cabeza,…
- El clima en casa es muy malo y cuesta convivir en él.
Tengo que recalcar que, aunque hayas detectado alguno de estos problemas, no siempre tiene que haber detrás un trastorno o situación de gravedad en tu hijo/a, pero no está de más asegurarse de que todo marcha bien consultando con un profesional.
Te hablamos de los “Los 5 problemas de comportamiento infantil más comunes” en este artículo.
¿A qué edad es bueno ir al psicólogo juvenil o infantil?
No existe una edad preferente para acudir al psicólogo juvenil o infantil. Si detectas alguno de los aspectos o señales que te he comentado en el punto anterior, lo mejor es atajarlo cuento antes. Eso sí, no te precipites.
Antes de dar por hecho que tu hijo/a tiene algún problema grave, obsérvale (pero no le espíes o busques pruebas como un detective; sobre todo si es adolescente necesita algo de intimidad y algunos “secretos” para sí) y, dependiendo de la edad, prueba a hablar con él/ella y a preguntarle si todo marcha bien o si tiene preguntas o dudas sobre algo.
Tu hijo/a necesita saber que, si en algún momento tiene algún problema, podrá acudir a ti, que puede tener esa confianza de que le apoyarás y ayudarás para que tenga lo mejor.
También puedes consultar en el centro escolar con su tutor académico, si lo crees necesario, para saber su evolución en el colegio o instituto.
¿Cómo puede ayudarnos un psicólogo juvenil o infantil?
En Serendipia Psicología podemos ayudarte con tu hijo/a en varios aspectos. Como por ejemplo:
- Conocer mejor a tu hijo/a. Podrás saber si lo que le ocurre es un proceso normal.
- Conocerse más a sí mismo/a. Sobre todo, en la adolescencia, esto es crucial. Le ayudará a desarrollar una alta autoestima que se verá reflejada en su forma de relacionarse consigo mismo/a y con los demás.
- Entender (y que entienda) lo que necesita tu hijo/a.
- Aliviar y relajar el clima familiar, mejorando la convivencia y la comunicación.
- Mejorar hábitos cotidianos tanto en casa como fuera de ella.
- Conseguir objetivos y metas, dejando atrás los miedos y mejorando el estilo de crianza.
- Adquirir herramientas y estrategias de afrontamiento ante los posibles problemas o adversidades que se puedan presentar.
Acudir a un psicólogo juvenil o infantil puede prevenir que tu hijo/a no desarrolle problemas futuros y aliviar o eliminar los actuales.
Solicita una entrevista informativa gratuita.
Si crees que tu hijo/a necesita ayuda o te la pide expresamente, ponte en contacto con un profesional de la psicología infanto-juvenil y ayúdale a que sea feliz.
Si lo deseas, en Serendipia Psicología podemos ayudarte realizando una primera entrevista informativa y gratuita, sin coste y sin compromiso. Para que conozcas cómo trabajamos personalmente y valoremos tu caso para indicarte el tratamiento más adecuado para ti. Rellena el siguiente formulario o llama al 673 78 90 18. Te esperamos.