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A ti que estás triste, a ti que no sabes qué hacer cómo seguir adelante. Te sientes mal, no sabes hacia donde avanzar. Este artículo es para ti, puede ser hora de volver a intentarlo. ¿Nada vale la pena?

Seguro que has emprendido un nuevo proyecto que ha salido mal, invertiste todo tu tiempo y dinero y confiaste que saldría, pero por desgracia no ha sido así, puede que tal vez te dijeran un no al trabajo de tus sueños o incluso que todavía no lo encuentres.

Este artículo no es para darte esperanza, es para que sepas enfrentarte a tu miedo al fracaso de una forma adecuada y que cuando te repongas, puedas volver a intentarlo.

Asimilando qué es el fracaso y lo que nos impide avanzar

¿De quién ha sido la culpa? Bien es cierto, que buscamos no relacionarnos con el fracaso, es un común en la sociedad buscar proyectarnos como las mejores personas en todos los sentidos: la mejor madre / padre, el mejor marido / esposa, el mejor empresario /a y es ahí dónde empieza a radicar la baja tolerancia a la frustración.

Tú, como persona fracasarás alguna vez en algunos de los ámbitos que acabo de nombrar: alguna vez irá mal tu empresa, alguna vez tendrás problemas de pareja, ¿y cuál es la sorpresa? Que cuando empieces a ver que el mundo es imperfecto y que el fracaso existe, comenzarás a hacer de tu vida, una vida real.

Para que comiences a familiarizarte con el fracaso y saber por qué la respuesta normal ante él viene precedida de estrés o depresión, me gustaría que comenzásemos por la causa principal de esta respuesta: la baja tolerancia a la frustración.

Pero, ¿Qué es tener baja tolerancia a la frustración? La baja tolerancia a la frustración, es un concepto que utilizó Albert Ellis, que significa vivir la frustración como una vivencia personal negativa que aparece cuando no se logra satisfacer un deseo, proyecto o una ilusión.

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Esta baja tolerancia a la frustración, se manifiesta con respuestas más cercanas al estrés: como la ansiedad o la rabia o con sentimientos de tristeza. A tener baja tolerancia a la frustración, nos enseñan desde niños tanto en el colegio como en casa, ¿te han enseñado en casa que no siempre se gana? ¿Te han dicho que puedes y debes seguir intentándolo?

Este déficit de aprendizaje nos condiciona el resto de nuestra vida, primero son rabietas infantilespero puede llegar a ser un problema en la adultez, llegando a respuestas ansiógenas o de depresión.

Un ejemplo de alguien que vio la adversidad, como una enseñanza.

<Ésta soy yo de regreso a casa después de audicionar para King Kong, en donde se me dijo que era demasiado “fea” para el papel. Fue un momento decisivo en mi vida y carrera.

Esta simple pero brutal opinión podría bien destruir mis sueños de convertirme en una actriz o forzarme a recoger mi dignidad y echar adelante con mayores fuerzas creyendo en mi misma. Respiré profundo y respondí. “Siento que esa sea su opinión, pero es solo una en un mar de miles. Y yo buscaré aguas más pacíficas” Hoy tengo 18 Óscars. >

Meryl L. Streep.

Siguiendo con los elementos que nos imposibilitan recuperarnos de un fracaso de una forma adecuada, no habría que olvidarse de las distorsiones cognitivas, son esquemas mentales que surgen de nuestra manera de interpretar la realidad, centrándose en lo negativo de una experiencia anterior y haciendo de esto una realidad para todas las experiencias que vienen después.

Pensemos en este caso, Manuel se ha presentado a una entrevista de trabajo, lleva tiempo preparándola e incluso lo han preparado en una consultoría. Tiene ganas de conseguir el trabajo, y se siente preparado para hacerlo y sin embargo, ha fracasado en la primera frase.

Ante tal fracaso, es probable que Manuel tienda a pensar, “No valgo para nada”, “No debo cometer errores”, “Nunca conseguiré tener trabajo”. La mente de Manuel, lo está saboteando, y debe aprender a manejar estos pensamientos. ¿Qué pasará en un futuro?

Probablemente Manuel, tardará en presentarse a una entrevista de trabajo, y sí lo hace vendrán sus pensamientos recurrentes adquiridos en la anterior entrevista, que le hagan restarse valía como persona y desconfiar del mundo y de sus capacidades.

El caso de Manuel es uno entre muchos, pero seguramente leyéndome te has visto reflejado /a, has fracasado una vez y tu mente tiende a no animarte con pensamientos como los nombrados anteriormente. ¿Qué tal si pensamos en cómo salimos del anterior fracaso y pudimos salir adelante, en vez de centrarnos sólo en lo que salió mal?

Así, el qué nos decimos y cómo nos lo decimos, determina nuestro devenir al igual que el qué nos dicen y cómo nos lo dicen. Es por ello que, no podemos acabar este análisis de elementos que nos impiden afrontar el fracaso de una forma adecuada, sin nombrar El efecto Pigmalión o Profecía autocumplida. Éste será positivo para nosotros o negativo, según cómo nos digan las cosas.Para entender qué es y cómo actúa, no dejes de ver este vídeo:

La resiliencia: el paso siguiente al fracaso

Has leído hasta aquí, y pensarás: es fácil decirlo, puede que estas palabras no te sirvan para aliviar lo que sientes tras haber fracasado, pero quiero que continuemos este análisis juntos.

Una buena característica que ayuda a superar en gran medida y ver de otra forma el fracaso es la resiliencia. La resiliencia no es un factor que puedas o no puedas tener, hay personas que tienen la fortuna de serlo, pero por suerte se puede aprender a ser resiliente.

Según la Real Academia Española de la Lengua, la resiliencia es la capacidad humana de asumir con flexibilidad situaciones límite y sobreponerse a ellas, así gracias a ella somos capaces de afrontar y además también podemos salir fortalecidos de ellas.  Así pues, las personas resilientes  reestructuran sus recursos en función de lo que les ha pasado de desagradable, aprovechando estas situaciones para crecer y desarrollar al máximo su potencial. Pero, ¿qué los hace diferentes a los demás?

  • Conocen sus fortalezas y debilidades y saben utilizarlas en su beneficio: se conocen,y les sirve para saber cómo afrontar las adversidades. Tener claro cuál es el proyecto y dónde se va es vital, pero tener “los pies en la tierra”, de cuáles son nuestros recursos personales aún más, nos hará ser más objetivos con nosotros y nuestra meta, sin perder nunca de vista el objetivo.
  • Una adversidad: un aprendizaje. Las personas resilientes, como ya se ha comentado anteriormente, son capaces de transformar una experiencia adversa en una experiencia con un aprendizaje, ven más allá del momento adverso. La crisis la ven como una oportunidad de reinventarse y crecer como personas.
  • Viven en el aquí y el ahora. Las personas resilientes tienen una gran capacidad de aceptación, puesto que ven lo que viene de adverso tal y cómo es. De esta manera, no viven pensando en que pasó en el pasado regodeándose, y el futuro no les atormenta.
  • Evitan a gente tóxica. A la hora de emprender un proyecto, una idea o sueño, las personas resilientes, saben lo que les aportan las personas que dicen “no podrás hacerlo” o “no vales”, al contrario, se rodean de gente con espíritu positivo que les ensalzan en momentos buenos y les ayudan ante un futuro evento adverso. Una buena red social, es vital para una persona cuando se enfrenta a un fracaso.
  • Son tenaces. Saben a dónde se dirigen y una adversidad no les detiene en su propósito, luchan por lo que se proponen.
  • Tienen una visión optimista y utilizan el humor. Confían en que las cosas les saldrán bien, teniendo una visión positiva del futuro. Si algo adverso, les ocurre son capaces de verlo con una perspectiva positiva, y tienen la capacidad sacar una sonrisa ante la adversidad.
  • Saben regular sus emociones, pues pueden controlar sus impulsos y les es más fácil mantener la calma ante un evento adverso.

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Vivamos con el fracaso

El principio del artículo, ya aventuró que no pretendía darte esperanza, puesto que todos somos conscientes que unas cuantas palabras escritas, no lograrán que te repongas fácilmente de las emociones que conlleva haber fracasado.

Pero, vayamos un poco más allá: vive con el fracaso y aprende de él. Toda persona va a enfrentarse a uno o mil fracasos y no por ello hay que esconderse de él, vivirás un momento duro y las emociones que vendrán serán seguramente negativas, pero quiero que tengas en cuenta cuando fracases que te has repuesto anteriormente y podrás hacerlo de nuevo.

Sólo analiza que te dice, puesto que un fracaso te está diciendo en qué te has equivocado: tal vez te sobreestimaste, tal vez no estabas preparado o quizá no era el momento.

Será pues, hora de modificar en que has fallado y seguir con tu propósito. Recuerda, que no te está diciendo: no te está diciendo que no vales, no te está diciendo que tu sueño no es válido y no te está diciendo que tú no lo mereces, sólo que aprendas de él y cómo dice el título del artículo: VUELVE A INTENTARLO.

Si lo necesitas, puedes pedirnos una cita aquí:

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