Tu pareja se ha roto y te preguntas ¿y ahora qué? ¿qué hago con mi vida? cómo voy a seguir adelante solo/a? La respuesta es tan sencilla como complicada: tienes que empezar tu proceso de individualización.
En este artículo vamos a ver cómo podemos hacer ese proceso de individualización y qué podemos hacer con ese vacío emocional que sentimos y tanto duele.
El error de la fusión en la pareja.
Hay un error que cometemos durante la relación de pareja y que afectará posteriormente si existiera una ruptura. Y es convertirnos en un único ser, es decir, hacerlo todo juntos.
Esto, aparentemente, puedes verlo como ventajas: pasar más tiempo juntos, vivir cosas en común, crear unos lazos más fuertes… Bien, todo eso se puede conseguir sin absorberse mutuamente.
Cuando no hay una clara diferenciación entre los miembros de la pareja, seguramente sea porque uno de ellos ha cedido a las rutinas, amistades, familiares del otro.
Es decir, hemos vivido y hecho tanta vida con nuestra pareja, que es como si nos hubiéramos olvidado de que existimos más allá de ella. Esto conlleva a perder parte de sí mismo.
¿Cómo afecta esto en la ruptura? Cuántas más cosas hagamos juntos y no dispongamos de un tiempo para nosotros propio, más notaremos la ausencia de esa persona cuando ya no esté en nuestras vidas.
A esto se le llama vacío emocional. Y sucede cuando dependemos de otros para que nos llenen a todos los niveles y sufrimos una pérdida de esa persona. Al irse, deja de ocuparnos ese hueco y notamos ese vacío.
¿En qué consiste el proceso de individualización?
Según Carl Jung (psicólogo, psiquiatra y ensayista) el proceso de individuación trata del desarrollo de la autonomía personal. Así, lo que él definió como principium individuationis abarca no solo el aspecto psicológico, sino que hace referencia al desarrollo espiritual y también el filosófico.
Todos tenemos un potencial latente, sin embargo, nuestra educación, el entorno social e incluso los miedos inculcados pueden vetar ese despertar. Este proceso suele comenzar en la infancia pero puede ocurrir que la persona no pase nunca por ese proceso de individuación.
Es entonces cuando suelen emerger problemas tan comunes como la falta de autoestima, de determinación, las crisis personales y de pareja, los problemas laborales y trastornos psicológicos tan comunes como la ansiedad y la depresión. Es fundamental que no se dependa de la pareja en ningún aspecto. Cada uno debe tener su propio espacio personal, sin que la otra parte intervenga.
Que exista esa diferenciación del otro para permitirte ser independiente y autónomo y así crecer a nivel personal y mantener relaciones sanas. Si tu autoestima depende de la opinión del otro, cuando esa persona se vaya, nuestra autoestima también lo hará.
El proceso de individualización tras la ruptura.
Ahora que ya sabes en qué consiste en proceso de individualización, puedes entender por qué esa ruptura te duele y te ha hecho tanto daño: esa persona te sostenía, hacíais todo juntos y eso no os dejaba margen para vuestra individualización. Es por ello, que esa pérdida se nota el doble.
Algo de lo que debes darte cuenta para no repetirlo en tus próximas relaciones. Sí, sé que en estos momentos piensas que no vas a volver a tener pareja o que no estás preparado/a aún.
Tranquilo/a, cada uno tiene su ritmo de recuperación y no te hablo de algo que vaya a ocurrir de forma inmediata, pero cuando ocurra, que tengas una buena base y no caigas en los mismos errores.
Distancia física no es lo mismo que distancia emocional.
Tras una ruptura, normalmente, ponemos distancia física. Es decir, cada uno va por su camino y nos separamos físicamente. Esto no implica que nos separemos a nivel emocional, podemos seguir teniendo esos lazos emocionales hacia la otra persona. No se deja de sentir de un día para otro.
El problema viene cuando nos quedamos estancados en esos sentimientos y los alimentamos con la esperanza de que la otra persona cambie de opinión y vuelva con nosotros.
Durante la ruptura, se pasa por las mismas fases de duelo tras el fallecimiento de un ser querido. La principal diferencia de ambos duelos es la que hemos comentado en el párrafo de arriba: mantener la esperanza de que haya un cambio al estar viva la otra persona.
Cuando fallece, sabemos que eso es imposible y lo asumimos y aceptamos de forma automática. En cambio, en la ruptura sabemos que existe esa posibilidad.
Para seguir con nuestro proceso de individualización es importante romper esos lazos emocionales, que nos están atando y haciendo al mismo tiempo daño. Es decir, poner distancia emocional, lo que supone la diferenciación e individualización del otro.
¿Cómo hacer ese proceso de individualización?
Como hemos mencionado antes, este proceso de diferenciación se inicia en la infancia. Crecemos en un mundo de relaciones y no es fácil modificarlas. Este proceso no implica vivir solo y aislarte del mundo, más bien se refiere a que dentro de tu sistema, encuentres tu lugar, tus límites, saber dónde empiezas y acabas o empieza el otro.
Vamos a darte unas pautas para ayudarte a realizar tu proceso de individualización:
Sentirte incompleto/a.
Esta es una idea que tenemos bastante arraigada, que necesitamos de otra persona que nos ame para sentirnos completos. Tu otra mitad, tu media naranja…
Cada vez que pensamos que para sentirnos completos necesitamos la aceptación de otra persona, te estás alejando de ti mismo/a. No hay que cambiar para que otra persona te ame, te acepte. Es una creencia a cambiar, somos completos por nosotros mismos, no hay más.
Tienes que darte cuenta de que todo esto no son más que ideas, pensamientos que salen de tu cabeza y que son los responsables reales de tu sufrimiento. Cuanto más ahondes en ellos, más crecerán y más dolor te causará. No los alimentes.
El amor de tu vida no existe.
Esto suena muy impopular y poco romántico, pero es la realidad. Disney y el resto del mundo cinematográfico han hecho mucho daño en este sentido.
Lamento decirte que no ha nacido un ser que sea tu alma gemela, ni tu media naranja, ni nada por el estilo. Lo que importa de verdad es estar a gusto con la persona con la que estés en pareja en el presente.
Podemos idealizar a una persona que nos gusta y por la que empezamos a sentir, pero eso no significa que sea la persona perfecta para ti. A la única persona que debes considerar el amor de tu vida, eres tú mismo/a. Vas a ser con la persona que realmente vas a pasar toda tu vida.
Aceptar tu malestar.
A nadie le gusta ni le apetece estar mal, es algo obvio. Pero es parte del proceso, la ruptura duele. No hay técnica ni magia para evitarte ese dolor. No debes huir de él ni estancarte porque es cuando se vuelve en tu contra.
Tienes que entender que es un proceso normal, debes permitirte llorar esa pérdida, enfadarte si lo necesitas.
Tiempo y mente.
Estos dos elementos son nuestros aliados. Tras pasar por el periodo correspondiente de duelo, empezarás a ver las cosas de otra manera. El tiempo junto con nuestra mente, son nuestros grandes aliados. Nos van a ayudar a ver las cosas de forma más realista y desde fuera del laberinto.
Además, una debe ir acompañada de la otra para que nos ayuden. De nada sirve que pase el tiempo y sigamos pensando y sintiéndonos de la misma forma. Elimina esa forma de pensar rígida y extremista porque solo te hundirá más.
Recupera tu yo.
Puede que estando en pareja, hayas dejado de hacer cosas que antes te hacían vibrar y de las que disfrutabas. Es el momento de volver a retomarlas y no dejarlas aunque encuentres a otra pareja. Cada uno debe tener sus propias actividades individuales, no renuncies de nuevo a ellas.
Lo mismo ocurre con las amistades que has dejado mientras estabas en pareja y sin motivo aparente. Muchas veces nos sumergimos en nuestro mundo de pareja y dejamos de lado a nuestras amistades de siempre. Tal vez porque cogemos caminos distintos o empezamos a tener otras prioridades que nos hacen perder el contacto.
Es un buen momento para retomar el contacto y aprender a no dejarlos de lado, puesto que es uno de nuestros pilares.
Dejar de rumiar.
Encerrarnos en nuestra pena y desgracia y rumiar pensamientos negativos o momentos que ya no volverás a vivir junto con esa persona, hará que no salgamos de ese pozo de dolor.
Para ganarle la batalla, hay que cambiar esa actitud, no parar y mirar hacia delante para avanzar. Después de todo, la otra persona se convertirá en un recuerdo, que podrá ser más o menos agradable, pero finalmente un recuerdo.
Disfruta de estar contigo.
Está claro que nos gusta estar en compañía, que somos seres sociales y que se espera de nosotros una serie de requisitos para avanzar: conocer a alguien, casarte, tener familia, etc. Y que cuando se rompe alguna de las partes, parece que hemos fracasado. No te dejes llevar por los prejuicios sociales.
Lo más gratificante es aprender a estar contigo mismos/a. Cuando aprendes a disfrutar de tu soledad, de dar un paseo a solas o a tener momentos para ti, aprendes a conocerte mejor y a estar a gusto sin la necesidad de que haya alguien a tu lado. Y tu autoestima te lo agradecerá.
No te descuides.
Que ahora no tengas pareja, no quiere decir que tengas que descuidarte a nivel físico, psicológico ni emocional. Justo ahora es cuando mejor te vendría cultivar esos tres elementos.
Además, es algo que deberías trabajar siempre no sólo ahora. Verte bien a ti mismo/a te ayudará a subir tu autoestima y a sentirte mejor.
Romper el contacto con esa persona.
Ya sea de forma presencial o virtual. Cualquier flujo de información te hará daño. Si tienes buenas noticias, te molestará porque puedes compararte o pensar que le va mejor sin ti. Y si son malas, sentiremos empatía y podríamos ver posibilidades donde no las hay.
Además, se puede convertir en una obsesión al mirar de forma frecuente y constante sus estados o redes sociales. Esto hará que nos estanquemos y no logremos avanzar.
Lo mejor es contacto cero, incluso si hay niños de por medio. Hay muchas formas de hacer los intercambios o dar la información necesaria, es buscarlas. No usar eso como excusa para seguir manteniendo el contacto.
Una buena base para avanzar.
En definitiva, cuando iniciamos una relación de pareja, esperamos que sea para siempre. Algunas veces lo es, pero muchas otras veces, no, y lo mejor es aceptarlo y, continuar con tu vida, que seguro, seguirá teniendo cosas buenas.
Cuánto más tiempo compartierais juntos y menos de forma individual, más vas a notar su ausencia. No es bueno absorberse mutuamente porque si, por lo que sea se rompe la relación, nos hundiremos mucho más porque sólo tenemos un pilar que nos sostenga.
Piensa en un edificio. Si construimos un edificio con un solo pilar, por muy grande y robusto que sea, si le pasara cualquier cosa a ese pilar, el edificio se vendría abajo.
Es por ello, que los edificios se construyen con diversos pilares. En caso de que alguno se rompa, el resto siguen sosteniendo el edificio. Lo mismo nos ocurre con nuestras vidas, no podemos apostar todo a una persona, aunque sea nuestra pareja. Debemos mantener todas nuestras áreas en pie, tanto en pareja como sin ella.
Aprender es algo que lo tenemos que hacer a lo largo de toda nuestra vida. De ti depende llevarte ese aprendizaje o tropezar siempre con la misma piedra.
Y tú, ¿cómo vas a adaptarte a tu nueva vida? Déjanos tu comentario abajo contando tu experiencia o ponte en contacto con nosotras si consideras que necesitas ayuda.