¿Cuántas veces en la vida nos hemos dicho a nosotros mismos que vamos a cambiar los malos hábitos o a instaurar nuevos? ¿Cuántas veces has escuchado a los demás o te has dicho a ti mismo: «A partir de ahora voy a esforzarme más o a estudiar más…»; «Esta tarea tampoco es para tanto, creo que la terminaré mañana en un momentito»; «El examen es en 15 días así que ya estudiaré, tengo muchos días por delante»; “Ufff…., ¿Ponerme con esta redacción ahora?, si es que no me apetece nada… total, porque lo retrase un par de días no se va a morir nadie”?
Procrastinación
Seguramente que te suenen estos pensamientos o similares, ¿Quién no ha demorado alguna vez tareas poco apetecibles? Este comportamiento, recibe el nombre de procrastinación, y consiste en el arte de posponer las tareas porque suponen una molestia, un esfuerzo y que por ello, nos dan pereza realizar.
Es el enemigo principal de la organización y de que seamos productivos o no en nuestras vidas. Es también una conducta de evasión, porque evita conscientemente lo que se percibe como una dificultad o molestia.
Además, es un verdadero arte porque, nuestro cerebro consigue autoengañarse y casi por arte de magia, justificar de una manera muy convincente y razonable la no realización de la acción e incluso, la sustitución por otra acción más interesante o menos laboriosa como por ejemplo; llamar por teléfono, comer, ver la TV, ordenar la casa, quedar con un amigo… con tal de no realizar lo que tenemos pendiente, evitando así la responsabilidad.
Normalmente la demora suele durar más de dos días, y nos vemos retrasando el trabajo pendiente una y otra vez. Hay que tener cuidado con todo esto porque puede llegar a lastimar mucho nuestra productividad y capacidad, además de generarnos fuentes de estrés poco recomendables.
¿Eres un procastinador? Si así fuera, aquí te proporcionamos.
5 consejos que pueden ayudarte al abandono de la procrastinación:
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Divide la tarea
Muchas veces la tarea nos desborda porque es demasiado pesada. Si dividimos la tarea en 3 o 5 puntos, donde podamos abordar cada uno de ellos en 30 minutos o una hora, será mucho más digerible para nuestro cerebro y podremos afrontar de una manera más eficaz la tarea en cuestión.
Además, tendremos una sensación de control que nos motivará a ir finiquitando puntos y que evitará el agobio. Si queremos, al inicio podemos elegir la parte que nos resulte más interesante o que dominemos mejor. De esta manera nos “engancharemos” más fácilmente a la tarea.
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Ojo con los autoengaños
Si prestamos atención a nuestros pensamientos, podremos identificarlos. Estos autoengaños son por ejemplo, “Mejor lo hago mañana que estaré más despejado…” o “Me doy un paseo para despejarme y luego me pongo…” y así sucesivamente.
Para confrontar a estos malvados duendecillos piensa de manera alternativa que retrasarlo es la peor decisión que puedes tomar, porque en el fondo sabes que mañana y pasado, con bastante probabilidad, hagas lo mismo.
No permitas que el duendecillo se adueñe de tu tiempo, siendo más fuerte que tú, venciéndote una y otra vez. Concéntrate en la tarea y termínala, porque tienes fuerza de voluntad y vas a hacerlo.
Ante la duda, también puedes gritarte a ti mismo “¡Hazlo ahora!”. Esto te ayudará a ponerte en marcha y a quitarte los autoengaños de sopetón. Te convertirás en alguien positivo y decidido, ya que la persona exitosa, es la que da un paso hacia delante, con determinación.
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No busques la perfección a la primera
Realiza la tarea al completo sin centrarte en los pequeños detalles. Una vez terminada, revísala para mejorarla y sacarle brillo. Por ejemplo has de escribir un texto, hazlo del tirón y ve puliéndolo poco a poco. De este modo será mucho más fácil y lo iremos mejorando poco a poco.
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Durante la tarea, elimina cualquier distracción
Ya sea exceso de objetos en el entorno de trabajo (convertirlo en un entorno “minimalista”) como móviles, televisión, ordenador, redes sociales etc. Concéntrate una hora aproximada en la tarea, luego si te lo mereces, en la pausa puedes concederte algún premio que otro y si has terminado la tarea, prémiate si o si. Los esfuerzos han de ser reconocidos por uno mismo y si son por los demás también, mejor que mejor.
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Encuentra la parte positiva de la tarea
Cualquier tarea que realicemos, por pesada que parezca, tiene una parte positiva. Focaliza la atención en la parte positiva, que probablemente merecerá muchísimo más la pena que estar lamentándose y autoengañandose todo el día.
Rebusca, analiza y disfruta del aprendizaje al realizarla. Seguro que mejoras algunas de tus habilidades y destrezas. Así que aférrate a la parte positiva y constructiva que te hará crecer como profesional y como persona.
Además de estos consejos, Elsa Punset nos proporciona en el siguiente enlace dos técnicas mas para ayudarnos ha llevar las tareas adelante:
«La procrastinación es como una tarjeta de crédito: lo pasas estupendo hasta que te llega la cuenta».
Christopher Parker