¿Qué es un relación de dependencia emocional?
La relación de dependencia o dependencia emocional es una necesidad extrema de afecto que siente una persona hacia su pareja. Mujeres en su mayoría lo definen su relación de dependencia como “Estoy enganchada a él, ya sé que no me conviene, sufro con él, pero he intentado dejarle y no puedo”.
No solo suelen tener una relación de dependencia con una persona sino que suelen repetir este patrón de afectividad extrema con varias parejas a lo largo de la vida, de forma que suelen tener parejas desde la adolescencia hasta la vida adulta, siendo el tiempo que han estado sin pareja muy breve y lo manifiestan como “siempre he estado con alguien, no sé estar sola”.
Por lo que al romper la relación con una persona intentan reanudarla o “buscar” a otra persona que pueda reemplazarla.
Además a eso también contribuye la creencia popular errónea pero muy extendida de que “un clavo saca otro clavo”, algo que aunque comprueben que les hace “caer” en un “nuevo enganche amoroso”, no pueden dejar de hacerlo.
¿Quién les cubre esa necesidad?
Generalmente personas a las que les gusta que les admiren, con una personalidad dominante, con ganas de que les halaguen y les idealicen y que tienen habitualmente un poder de seducción.
Pero para que haya relación de dependencia emocional tiene que haber una relación de desequilibrio:
La persona que depende del otro idealiza a su compañero, adopta un rol de sumisión: estar en función de lo que quiere el otro se convierte en el centro de la existencia, la vida del dependiente gira alrededor del otro, y mujeres lo manifiestan como “no salgo con mis amigas porque a él no le gusta”, “es él quien suele tomar las decisiones en todo”, “se enfada cuando le llevo la contraria o algo que dice no me parece bien”..
Características que podemos encontrar en la dependencia emocional.
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Existe una necesidad excesiva del otro, es como “hambre de pareja”
Esta es la base del “enganche” y se puede observar en momentos en que la persona dependiente está sin pareja un tiempo, en ese transcurso tiene como “un vacío” que considera que solo puede llenar otra relación.
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Se expresa con frases como:
–“Me falta algo”
–“Necesito estar en pareja para sentirme bien”
–“Seré feliz cuando encuentre pareja”
–“Me siento incompleta”
–“Igual la culpa es mía y debería de verlo de otra manera”
–“No sé estar sola, siempre he estado con alguien”…
Si están ya en una relación, “necesitan” continuamente a la otra persona, sintiendo la necesidad de hacer cualquier actividad en pareja, sin hacer apenas actividades por sí sola y si están sin el otro están continuamente pendientes del móvil a la espera de recibir una llamada o mensaje del otro, revisando redes sociales etc.
La otra persona, “la que tiene el poder de la relación” se siente agobiada por ello y puede amenazar con dejar la relación si le sigue agobiando con lo cual la persona dependiente por miedo a la ruptura acepta cualquier regla en la relación.
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Exclusividad manifestada.
A veces como “es mi otra mitad” sin haber apenas relaciones con otras personas (la persona dependiente no suele hacer tareas por sí misma ni hacer planes con otras personas que no sean su pareja)
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Idealización del otro.
Se observa a menudo cómo la persona que depende del otro lo idealiza mientras ella se desvaloriza “es tan inteligente, no tiene nada que ver conmigo, habla tan bien, tiene tanto encanto”…
Suelen atribuir cualidades positivas en el otro que realmente no existen pero lo percibe así debido a su carencia de afecto y de su baja autoestima que le lleva a idealizarle, sobrevalorando sus cualidades, tanto físicas como intelectuales, de forma que consideran que es una persona especial, que está en un plano diferente, lo cual refuerza el desequilibrio en la relación: “yo me siento pequeña porque te veo a ti en un pedestal”.
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“Mi prioridad eres tú”
Se considera al otro el centro alrededor del cual gira su vida, haciendo lo que el otro considere aunque realmente no apetezca “quería seguir estudiando la oposición pero me dijo que lo mejor era que lo dejara”, “quería salir con unas amigas pero al final me quede con él y sus amigos”..
Es como si todo lo demás en la vida del que depende del otro, estuviera en segundo plano.
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Relación de pareja desequilibrada.
La relación de dependencia seguirá este patrón y el sumiso aguanta para asegurar la continuidad de la relación, además se ha idealizado al otro y al que depende le falta autoestima expresada a veces como “en esta relación cada vez me siento más como una hormiga”.
A veces en una relación de dependencia emocional se dan malos tratos, físicos o psicológicos, pero no siempre es así, lo cual sirve a personas dependientes como autoengaño “bueno me siento mal en la relación pero tampoco me maltrata”.
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Miedo a la ruptura y a la soledad.
Aunque la relación sea tormentosa, con desprecios, falta de afecto e indiferencia, lo que peor puede ocurrirle a la persona dependiente es la ruptura.
Ese miedo a la ruptura se debe en parte a que el otro es “idealizado” y creer que “le completa” y también porque si el otro se muestra distante la persona dependiente va a temer a la ruptura y aguantar cualquier situación antes de una separación, por eso a veces la persona dependiente ha aguantado varias infidelidades del otro:
Recuerdo una paciente que me contaba que él le había sido infiel en varias ocasiones y cuando ella lo descubría le decía que nunca más lo iba a hacer, ella le perdonaba, y transcurrían unos días de “falsa armonía” hasta que volvía a engañarle de nuevo, así se repetía un ciclo con la misma conducta y el mismo resultado.
Por lo que son casos donde si se produce la ruptura suele haber reconciliaciones y/o la necesidad de iniciar lo antes posible otra relación.
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Baja autoestima y déficit de asertividad.
La persona dependiente tiene dificultad para expresar opiniones, sentimientos, deseos y una necesidad de “agradar” al otro, de hacer lo que quieran los demás unido a una pobre valoración de sí mismo, no quererse a sí misma y sentirse inferior a los demás.
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Para que haya una relación de dependencia emocional no tienen que darse todas esas características pero hay 3 que son centrales y que se dan en todos los casos de dependencia emocional:
–Tener miedo a la soledad.
–Haber tenido varias relaciones de pareja con ese desequilibrio en la relación, es decir se da con más de una relación de pareja.
–Baja autoestima y asertividad.
No renuncies a ser tú misma, conserva tu autonomía.
Las relaciones afectivas saludables son las que permiten disfrutar con otras personas, hobbies, inquietudes…
Una relación de pareja saludable te permite crecer como persona, sentirte bien contigo mismo.
¿Cómo sé si me vendría bien realizar una terapia psicológica por este tema?
- Si sufres mucho quedándote en la relación, sabes que estarías mejor si acabaras la relación, lo has intentado pero no puedes o lo has intentado pero acabas volviendo con él.
- Sabes que no creces como persona en esa relación pero no sabes si “aguantarte” y quedarte o si puedes hacer algo más para mejorar la relación o salir de ella.
- La culpabilidad y el miedo te paralizan y no puedes tomar una decisión, te sientes “ATRAPADA”.
Dedico este artículo a mis pacientes que dieron el paso de realizar una terapia para afrontar una relación de dependencia emocional y lo consiguieron y a las que están actualmente en este proceso de aprendizaje y cambio.
Si lo necesitas, puedes pedirnos una cita aquí:
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