¿Cuántas veces has oído la frase “sé tú mismo”? Valores, creencias crean nuestra autoimagen mostrando una identidad al exterior. Y, ¿quiénes somos realmente?
Aferrarse a lo conocido
Desde nuestra vida temprana, como consecuencia de crecer en la atmósfera de una cultura determinada, experimentamos todos nuestros conflictos internos, problemas interpersonales y el consiguiente sufrimiento. Aprendemos a utilizar “maniobras” que nos van forjando “mal que bien” siendo grabadas e interiorizadas.
La suma de estas experiencias, creencias, valores en la forma de un “carácter”, se convierten, en mayor o menor grado, en nuestra “identidad” a la cual nos aferramos, justificamos, promovemos. Mientras, nos alejamos de lo que realmente somos, sin dejar que se exprese la verdadera naturaleza que poseemos.
¿Qué ocurre cuando no tenemos claro quiénes somos?
«¿Qué hace uno cuando toda su identidad queda destruida en un solo instante? ¿Cómo reacciona uno cuando toda la historia de su vida resulta estar equivocada?»
Chuck Palahniuk
En ocasiones, “ser uno mismo” se confunde con lo que realizamos y damos a conocer al exterior. Cuando no tenemos claro quiénes somos las dudas nos asaltan, la inseguridad forma parte de nuestro sentimiento y sentimos que vivimos sin existir. Una sucesión de pensamientos nos dirigen a un vacío y algunas de las preguntas transcendentales invaden el periodo en que los dilemas y desconciertos pueden ser el principio para decirnos “libérate y sé tú mismo”.
Conócete a ti mismo
Conocerse a uno mismo es quizás lo más complejo que exista si no somos conscientes de dicha exploración. Implica superar barreras e ir más allá de aquello que nos ha transmitido nuestra sociedad en valores y creencias. Es depurarnos, ser escépticos, cuestionar y discernir, es ir creciendo despojándonos de aquello que nos aparta de nuestra originalidad; de la autenticidad de ser como uno es realmente, con sus dones y errores, con sus pros y contras. Todo ello, forma parte de ti, del ser humano, somos alegría y tristeza, furia y calma, dolor y gozo.
Lo dicho no es algo nuevo. “Conócete a ti mismo” es uno de los más famosos aforismos de la antigüedad griega que sigue estando vigente en nuestra actualidad. Lo curioso, es que si la principal necesidad de una persona para acceder a la sabiduría es su autoconocimiento, aún seguimos ciegos sin percatarnos de ello para mejorar nuestro bienestar y vivir plenamente en el recorrido de nuestra existencia.
Despojarse y ser uno mismo, es cimentar una mirada intrínseca. No obstante, indagar en nuestro interior sigue siendo algo extraño y poco practicable en nuestra sociedad, no estamos acostumbrados a realizarlo y tampoco estamos entrenados en ello.
Una de las consecuencias perjudiciales es que nos incita de forma automática a culpabilizar hacia el exterior aquello que nos molesta o nos crispa mostrando una identidad que a veces, nos aparta de lo que somos verdaderamente. En otras ocasiones, vuelve contra nosotros esa creencia de que somos de tal modo, empañándonos de las sombras y luces que también poseemos.
El trayecto y camino hacia la introspección supone un proceso del conocimiento sobre la propia naturaleza y limitaciones del ser humano. Aproxima al individuo a comprenderse, aceptarse, estudiar su propia alma. Es entender nuestros sentimientos y las razones que nos mueven encaminados a orientar nuestra propia vida y nuestras acciones de acuerdo a propósitos e intereses.
“No puedo enseñaros nada, solamente puedo ayudaros a buscar el conocimiento dentro de vosotros mismos, lo cual es mucho mejor que traspasaros mi poca sabiduría”
Sócrates
Sé tú mismo
Sé tú mismo, defínete en tus propios términos. Para definirte, primeramente necesitas saber, comprender y aceptarte tal cual eres. Por ello, tu primer objetivo es descubrirlo. Date el tiempo necesario para revisar tus valores, considerar cuál es tu esencia, indaga, atiende, descubre. Contempla tu vida y tus elecciones. Es el momento de mirar hacia adentro, de sentir el trayecto que vas marcando y si estas actuando de acuerdo a ello.
“Los hombres están siempre dispuestos a curiosear y averiguar sobre las vidas ajenas, pero les da pereza conocerse a sí mismos y corregir su propia vida”
Agustín de Hipona
Decirte quién eres, basándote en un momento pasado de tu vida, está condicionando tu momento actual. Permítete recoger aquellas experiencias como lecciones de vida para continuar creciendo y no para quedarte ancladas en ellas. Libérate y sé tú mismo.
Cada etapa de nuestra vida es parte esencial para comprender que somos seres humanos imperfectos que maduran y aprenden. La vergüenza, inseguridad o algún otro aspecto de uno mismo que no nos agrada tanto, no es cuestión de esconderlos, sino aceptarlos y convertirlos en peculiaridades idiosincrásicas que te definen tal cual eres. Sé tú mismo. Es mejor ser sincero con uno mismo, en lugar de escapar o evitar aquello que también forma parte de ti.
Cálmate y deja de preocuparte ante cómo te ven los demás. A algunas personas les agradarás y a otras no. Qué más da que crean si eres inteligente, tonto, gracioso, obeso o bueno, para ser tú mismo necesitas dejar marchar esas inquietudes y fluir como eres. Querer la aprobación y respeto de “todos” va a menguar tu energía. Mejor dirígela a rodearte de gente positiva y en potenciar tus talentos y fortalezas.
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Fomenta tu bienestar. Se amable y respetuoso contigo mismo, sé la mejor versión de ti tratándote con amor y cariño, siguiendo tu propio estilo, con tus propias peculiaridades que hablan de ti. Explórate y defínete. Libérate de aquello que no forma parte de tu ser, de tu forma de pensar y actuar. Sé tú mismo, comienza a caminar siendo tú mismo.
Invitación a la reflexión
No pretendo que lo escrito sea un vademécum, ni una verdad absoluta. El despliegue de lo que expongo es una simple invitación a la reflexión, que simplemente de tejes llevar, leas, compares, verifiques, hagas tus conclusiones y si en algo te puede acompañar a crecer personalmente, entonces… fenomenal.
En conclusión, “libérate y sé tú mismo”, es hacerte arquitecto de tu propia vida, construirla en base a las elecciones que hagas con responsabilidad, con las enseñanzas que decidas tomar y acorde a las circunstancias que vivas. Asimilar y pasar por el filtro personal todo lo que aprendas, facilitando el desarrollo y la expresión de tu propio ser.
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