¿Te pasas el día nervioso/a o angustiado/a sin saber por qué? ¿Tienes picos de ansiedad a lo largo del día? ¿O vives en una constante incertidumbre y preocupación por lo que pueda ocurrir?
Si te sientes identificado con alguna o todas las preguntas, puede que estés viviendo la temible ansiedad. Es algo invisible pero afecta y perturba el funcionamiento normal de la persona. Y al ser algo que no se ve a simple vista, en muchas ocasiones no nos creen o creen que estamos exagerando, o peor, poniendo excusas para no hacer algo.
¿Qué es realmente la ansiedad? ¿Se puede superar o tengo que vivir para siempre con ella? Seguramente te habrás hecho muchas veces estas preguntas. Vamos a aclararlas.
La ansiedad es una emoción, que actúa como mecanismo de defensa para ayudarte a luchar o huir en caso de un peligro inminente. Es algo que nos ha ayudado a sobrevivir como especie y lo sigue haciendo. Por ello, no es conveniente que te quieras deshacer de ella, así como tampoco de cualquier otra emoción o síntoma que te ayuda. Es como si dijeras “quiero quitarme la felicidad o incluso el dolor”. No tendría mucho sentido ¿verdad?
¿Cuándo la ansiedad se convierte en un problema? Cuando la usamos incorrectamente. Como cualquier emoción, si la usamos cuando corresponde y para su cometido real, ésta nos ayudará. En cambio, si hacemos un uso excesivo de ella o la manipulamos a través de nuestros pensamientos, finalmente nos acabará haciendo daño.
Un ejemplo de cada uno:
Uso correcto: Cuando vamos a cruzar la carretera y estamos a punto de ser atropellados. La ansiedad se activará y hará que nos apartemos de forma inmediata, evitando una posible muerte.
Uso incorrecto: Estar en casa pensando en todo lo malo que me puede ocurrir a mí o a alguien cercano. Es decir, anticipar algo que no ha ocurrido aún y de forma negativa.
La ansiedad nos perjudica cuando:
- Tenemos una mochila cargada de emociones y pensamientos reprimidos, acumulados durante años.
- Preocupación excesiva del futuro, es decir, vivir en Y si… lo hago mal, le ocurre algo, no puedo solucionarlo, etc.
En ambos casos, la ansiedad te está avisando. No es tu enemiga, te está enviando un mensaje, pero hay que saber escucharlo. Piensa en la fiebre, es un síntoma físico, que te avisa de un posible virus en tu organismo para que lo trates como corresponde. Enfocarte en eliminar únicamente esa fiebre no tendría sentido porque es una consecuencia y no la causa.
Lo mismo ocurre con la ansiedad. La solución no es ir en contra del mensajero, sino escuchar qué tiene que decirnos e ir a por lo que realmente la está causando.
Las claves para superar tu ansiedad son:
Desafía tus pensamientos ansiosos.
Y para ello, te vendría bien pararte a observar la forma en la que interpretas lo que está sucediendo. Ésta es la clave para que tu ansiedad se convierta en un problema o en una solución. Son los llamados pensamientos negativos automáticos o distorsiones cognitivas.
Una vez los has detectado, puedes cambiarlos para que sean más adaptativos y no te provoquen esa ansiedad. Aunque no es tan fácil como parece, tiene su parte técnica y su práctica.
Hablarte y pensar más positivamente.
En la mayor parte de nuestro tiempo, nos la pasamos corrigiendo nuestra conducta o teniendo pensamientos que nos exigen o son negativos y dejamos a un lado la parte positiva de las cosas.
Puedes cambiar tus hábitos de pensamientos para equilibrarlos y no ver sólo los defectos, sino también las virtudes.
Dedícate tiempo.
El trabajo, la familia, la pareja, los amigos son importantes, pero lo es más estar bien con uno/a mismo/a. Vivimos en un mundo estresante donde prima la urgencia de muchas cosas a la vez. Es fundamental que encuentres tiempo para dedicártelo a ti.
Resolver los problemas.
Una solución, que parece simple, pero es efectiva, es escribir lo que te ocurre. Haz una lista con todos aquellos problemas que tengas que resolver y anota dos posibles soluciones al lado de cada uno. Luego analiza sus prioridades y ordénalos.
Haz ejercicio.
Hacer ejercicio de forma regular libera endorfinas y esto ayuda a reducir los niveles de ansiedad. Busca tiempo para realizar ejercicio, puede ser un paseo de 30 min o alguna actividad física que te guste: patinar, ir en bicicleta, surf, bodycombat, zumba, etc.
Duerme bien y descansa.
Dormir bien y descansar es fundamental. Si no tienes unos buenos hábitos de sueño, esto te repercutirá tanto en tu estado físico como anímico durante el día. Por ello, te va a venir bien aprender a dormir de forma correcta.
Es el momento de coger las riendas de tu vida y aprender a dominar y gestionar tus emociones y pensamientos, evitando así, que ellos sean quiénes controlen tu vida. Seguramente, estarás cansado/a de probar muchas opciones y no han funcionado. En alguna de ellas, ¿te has parado a ver qué te decía esa ansiedad?
Siempre es un buen momento para volver a intentarlo. En Serendipia Psicología, hemos ayudado a muchas personas que, como tú, estaban pasando por un momento angustioso y no sabían cómo salir de él.
VUELVE A TOMAR EL CONTROL Y LAS RIENDAS DE TU VIDA.
Créenos, se puede vivir con esa constante ansiedad. Recupera tu tranquilidad. Empieza hoy mismo, no lo dejes crecer y que poco a poco te coma más terreno.
Con la ayuda necesaria, TÚ PUEDES VENCER TU ANSIEDAD!