La aplicación de la Terapia Asistida con Animales evolucionó desde un uso incidental hasta su incorporación en programas de instituciones de salud, avalado y apoyado por estudios científicos.
Uno de los indicadores arqueológicos más antiguos de la importancia del vínculo persona-animal tiene aproximadamente 12000 años y fue descubierto por Simon Davis, cuando en 1976 descubrió al norte de Israel un esqueleto humano en una tumba abrazado a un cachorro, lo que sugiere una relación afectiva entre ambos.
A pesar de que el término Terapia Asistida con Animales es relativamente nuevo, los conceptos que abarca llevan presentes entre nosotros desde hace siglos. La primera vez que se emplearon los animales como elemento terapéutico fue en Inglaterra en el Retreat York, un asilo fundado en 1792.
Por aquella época el trato en los por entonces llamados manicomios, era como poco inhumano. Sin embargo William Tuke animaba a los pacientes a trabajar el jardín y cuidar animales, lo cual comenzó a conformar la base del trato humanitario en los centros de salud mental más común en nuestros días.
A esto le siguen otros ejemplos como en 1867 en Alemania el empleo de animales en el tratamiento de pacientes con epilepsia y otras patologías, o en 1919 en Washington con pacientes psiquiátricos en general.
Quizás el pionero en la aplicación de animales ya no como elemento terapéutico, sino como elemento propio de la psicoterapia, fue el psiquiatra infantil Boris Levinson («Psicoterapia Infantil Asistida Por Animales»), que de forma accidental comprobó la desinhibición de un paciente ante la presencia de su perro “Jingles”, y a raíz de esto empezó a documentar de forma sistemática sus observaciones y su trabajo da inicio al estudio científico del rol de los animales como agentes terapéuticos.
¿Qué son las terapias asistidas con animales?
Para estudiar como los animales, a través de la terapia, influyen a las personas es necesario comprender el sistema de interacción entre los seres humanos y los animales de compañía, el sistema de interacción, el lugar y el resultado.
Lo que hoy entendemos como Terapia Asistida con Animales (TAA) se refiere a aquellas intervenciones con una meta terapéutica específica, con un animal seleccionado para llevar a cabo el programa a modo de coterapeuta, y cuyo fin último es promover la calidad de vida y/o operatividad de las personas beneficiarias.
Deben ser dirigidas por profesionales de la salud que tras la evaluación, establecen el objetivo general así como los objetivos específicos, que son las áreas en las que se desea trabajar. Es importante recalcar que todo el proceso debe estar evaluado y documentado, y en ningún caso podemos considerar que este tipo de terapia sustituya a otras modalidades de tratamiento, sino que funcionan como un instrumento más.
Es muy importante diferenciar el hecho de emplear un animal en un contexto concreto por el hecho de que sea terapéutico, con el empleo de animales en psicoterapia, como co-terapeutas de un profesional de la salud. Que algo sea terapéutico no significa que sea terapia ni psicoterapia.
Para facilitar la delimitación de la terapia asistida con animales es importante distinguirla de otros formatos en los que se emplean los animales como recurso terapéutico:
- Actividades Asistidas con Animales, que utilizan animales como herramienta motivadora, educativa o de diversión.
- Animales Residentes, en donde los animales viven a tiempo completo y trabajan en interacciones espontáneas o planeadas con pacientes y personal.
- Educación Especial Asistida con Animales, que consiste en el empleo de animales para estimular y facilitar el aprendizaje.
- Servicios de Apoyo a los Animales Humanos, también llamados Animales de Asistencia, donde los animales son adiestrados para ayudar a sus pacientes-compañeros discapacitados.
Los equipos que apliquen un programa de TAA deben ser multidisciplinares, y debe participar como mínimo un Experto y un Técnico en Terapia Asistida con Animales.
El Experto sería un profesional de la salud encargado de diseñar, evaluar, mejorar, controlar y aplicar programas de TAA; mientras que el Técnico es un profesional encargado de manejar al animal, dentro de un proceso de cooperación con el profesional de la salud.
Los programas de TAA son muy variados. Hay muchos tipos de animales empleados, siendo muy frecuentes los perros, caballos o burros; y se emplean para atender a muy distintas problemáticas o aspectos a implementar de los humanos. Se aplican a lo largo de todas las etapas evolutivas, siendo muy frecuente en niños y en personas mayores.
Beneficios de los animales de compañía para las personas
La interacción directa con un animal, como puede ser acariciarle o hablarle, además de ser una forma de expresar afecto puede estimular una respuesta relajante muy intensa, al contrario de lo que ocurre en ocasiones al interaccionar con otra persona. La tasa cardíaca y la presión arterial se reducen al relacionarnos con un animal.
Esta respuesta de relajación depende del vínculo que se tenga con dicho animal, siendo mayor cuando este es muy cercano. Esto puede hacer que la presencia de animales domésticos en situación causantes de ansiedad pueda ayudar a sus dueños a enfrentarse a la presión bajo la que se encuentran en ese momento.
Además de esto, se descubrió que entre los pacientes que pasaron por una operación de corazón, tener un animal aumentaba las posibilidades de una total recuperación. Y como no, los animales suelen suponer una distracción placentera y absorbente.
Su habitualmente aceptación incondicional, el que sepamos que no pueden juzgarnos, junto con el hecho de que descargamos sobre ellos grandes dosis de afecto y cariño, hace que mejore nuestra autoestima y adoptemos una actitud responsable de cuidarlo y respetarlo.
Nos proporcionan compañía, seguridad, intimidad e incluso parentesco (muchos los catalogan como pertenecientes a su familia).
Tienen un efecto positivo en la comunicación, ya que a pesar de que no pueden hablar, sí son de alguna manera cómplices de lo que les contamos, y junto con esto, disminuye la sensación de soledad en la mayoría de las personas.
A nivel social, la labor que los animales de compañía, especialmente los perros, realizan en las interacciones de sus dueños con otras personas y por lo tanto en la adquisición de nuevas amistades es indudable.
Una de las explicaciones para esto podría ser que los animales implicados en un contexto social son, de por sí, atractivos y los seres humanos asociados a éste se vuelven interesantes (o como mínimo tolerantes) debido a esta situación.
Funcionaría como un facilitador de una primera interacción, pero a partir de este momento la valoración que se realiza de la persona va en relación con sus propios méritos.
Una segunda explicación es que las personas pueden tener impresiones o “atributos disposicionales” cara el resto basándose en su relación con los animales. Nuestras opiniones de figuras como los políticos están claramente influenciadas por la percepción que tenemos de su relación con los animales.
Son un estímulo para la realización de actividad física, tanto a la hora de pasearlos, como a la hora de llevar a cabo sus cuidados diarios, lo cual también beneficia nuestra salud. A mayores, suele encontrarse una correlación con una vida más larga en los dueños de animales.
Legislación sobre la Terapia Asistida con Animales
En la actualidad, en España, no existe ninguna legislación que regule la TAA, a excepción de la ley de la Generalitat Valenciana (Ley 12/2003, do 10 de abril, sobre perros de asistencia para personas con discapacidad) que incluye a los perros de terapia en la misma.
Lo más cercano que podemos encontrar es la regulación de los perros de asistencia, tanto a nivel nacional como autonómico. En la Ley 19/2009, del 26 de Noviembre del acceso al entorno de las personas acompañadas de perros de asistencia, menciona que no son objeto de la presente ley los animales de terapia, que deben regularse por una normativa específica.
Si te ha gustado este artículo, síguenos en nuestras redes para no perderte nuestras novedades: Facebook y Twitter