Hace unos años que el culto y la veneración al cuerpo están a la orden del día, sobre todo desde que nuestras pantallas nos bombardean con el archiconocido en España “Mujeres y hombres y viceversa” donde sus tronistas se lucen ante las cámaras o Gandía Shore (y resto de Shores de MTV) con sus protagonistas de músculos definidos y ganas de fiesta.
No es extraño ir caminando por la calle y encontrarte con más gimnasios que supermercados u otro tipo de establecimientos. Es más, esta cultura de musculación y definición corporal prolifera sobre todo en donde resido: Valencia (España) cuna del Fenómeno “Tete”.
Espera, ¿qué no sabes qué es un “tete valenciano”? Echa un vistazo a este documental del programa “Callejeros” (Cuatro) para resolver todas tus dudas.
Lo que se conocía como hábito principalmente masculino hace unas décadas, se ha convertido en una costumbre tanto para ellos como para ellas. Entrenar con pesas ha dejado de ser algo puramente de hombres y cada vez podemos observar a más mujeres en la zona de peso libre y de máquinas de cualquier gym.
La fiebre de la musculación crece y crece (solo hay que ver la cantidad de cadenas de gimnasios, sobre todo low cost, que están invadiendo las ciudades) y eso está haciendo que aparezcan más problemas relacionados con la obsesión hacia la imagen corporal.
No descansar, pasar horas y horas con mancuernas en las manos (y frente al espejo), llevar una alimentación extremadamente estricta,… pueden llevarnos a desarrollar el nuevo problema del siglo XXI: la vigorexia.
¿Qué es la vigorexia?
El concepto “vigorexia” (o también conocida como “dismorfia muscular”) es utilizado para definir a aquel trastorno psicológico en el que la persona se obsesiona con su estado físico a niveles extremos.
Este tipo de personas, buscan engrandecer, tonificar, definir y endurecer sus cuerpos por encima de cualquier cosa.
Este fue acuñado por el psiquiatra estadounidense H. G. Pope (1993) para referirse a una problemática alimentaria cada vez más sobresaliente a principios de los 90.
Este trastorno obsesivo, también recibe otras denominaciones como “complejo de Adonis”, “anorexia atlética” o “anorexia invertida”.
El DSM-V (Manual de diagnóstico de psicología) formaría parte del cuadro de los Trastornos Obsesivo-compulsivos.
Las personas que padecen este tipo de problema se perciben a sí mismos como débiles, sin fuerza, con baja autoestima y sin atractivo físico, por lo que realizan excesivo ejercicio físico, extreman la elección de alimentos y cantidades e, incluso, llegando al consumo abusivo de complejos proteicos o de anabolizantes (derivados de la testosterona) en su búsqueda de perfección corporal.
Es decir, el sujeto siempre se va a percibir como “demasiado delgado y pequeño”, aunque la realidad sea muy distinta.
Según el Dr. Martell, esta epidemia estaría rondando más del 10% de los nueve millones de hombres que acuden regularmente a un gimnasio en España. El Consejo General de Colegios de Farmacéuticos de España ya calcula unos 700.000 casos de vigorexia en nuestro país.
¿Es realmente tan preocupante una vida tan “sana”? Aunque parezca que ejercitar el cuerpo es algo sano, en exceso puede llegar a ser mortal, es más, se considera que el índice de mortalidad es mayor que en casos de anorexia o bulimia, pues nuestro cuerpo no es capaz de soportar este tipo de trastorno más de 6 meses.
Esta afirmación también puede que se deba a la falta de visibilidad de la problemática, ya que se trata de un trastorno de más o menos reciente expansión.
¿Quién puede sufrir vigorexia?
Al igual que otros trastornos relacionados con el físico, no importa de géneros para poder padecerlo, pero por cultura afecta más al género masculino, pues la entrada o normalización de las mujeres en el ámbito de la musculación es tan reciente que se observan menos casos en comparación.
Normalmente, el individuo que desarrolla vigorexia es hombre se encontrará entre los 18 y 35 años.
También suele relacionarse con aquellos que practican el culturismo, ya que en las competiciones se valora el desarrollo y definición muscular.
Los factores que hacen que aparezca están relacionados con las alteraciones de la personalidad, los cánones de belleza actuales, el ya mencionado culto al cuerpo y la baja autoestima.
¿Cuáles son los síntomas de la vigorexia?
Algunos de los síntomas de la vigorexia más importantes son:
- Excesiva actividad física, centrándose en exceso y abandonando y descuidando amistades, familia, pareja, relaciones laborales, etc.
- Dietas estrictas y especiales para ayudar con el aumento del músculo, elevando el consumo de proteína y disminuyendo el de grasas, preocupándose obsesivamente por todo lo que se va a ingerir.
- Obsesión por conseguir o mantener un cuerpo musculoso.
- Ansiedad o angustia extrema si se tienen que saltar un entrenamiento.
- Cambios bruscos de comportamiento sin motivos aparentes.
- Temer o incluso evitar mostrar su cuerpo donde sepa que puede ser juzgado.
- Distorsión de la imagen corporal desproporcionada. Por más que ganen músculo, siempre se ven débiles y sin atractivo.
- Mirarse al espejo como conducta constante de comprobación.
- Pesarse varias veces al día y compararse con otras personas que considera más musculadas.
- Posibilidad de consumo de esteroides anabólicos como ayuda a una rápida obtención de resultados.
Consecuencias de la vigorexia
La vigorexia puede traer graves consecuencias para las personas que la padecen, por ello que sea importante ponerse en tratamiento cuando se detecta. Como ya hemos comentado con anterioridad, hay riesgo de muerte, por lo que no debe tomarse a la ligera.
Entre las consecuencias que puede ocasionar, se encuentran:
- Fisiológicos:
Se describen varias consecuencias físicas debido a este trastorno, pues las alteraciones en el metabolismo pueden conllevar a problemas graves de salud.
Se pueden desarrollar enfermedades renales; problemas cardíacos y vasculares (alteración del ritmo cardíaco, incremento de la tensión arterial, lesiones hepáticas, endurecimiento y estrechamiento de las arterias, alteración de niveles de azúcar,…); hernias discales, tendinitis, lesiones de tejidos musculares, aumento del dolor muscular y articulaciones por el sobresfuerzo; disfunción eréctil en hombres, problemas de fertilidad y disminución del impulso sexual en ambos sexos; y cáncer de próstata.
Los dolores de cabeza, mareos y convulsiones también son comunes.
Además, debido a la pérdida de las reservas energéticas (grasa) puede provocar en el individuo agotamiento o fatiga crónica.
Disminución del apetito o alteraciones del sueño pueden ser otras consecuencias debidas a la vigorexia.
Curiosamente, también se puede desarrollar una adicción a las endorfinas. ¿Cómo es posible? Nuestro cuerpo desarrolla esas sustancias como analgésico para el cansancio y el dolor, por lo que a grandes cantidades de sobresfuerzo muscular, mayor liberación de las mismas. Con el paso del tiempo se acabará desarrollando tolerancia y cada vez el organismo necesitará más creando una adicción.
Alteración hormonal tanto en hombre como en mujeres (sobre todo con la ingesta de anabolizantes), haciendo que, entre otros problemas, en las mujeres acabe por desaparecer la menstruación.
También se puede producir osteoporosis debido a la alta ingesta de proteína, pues se convierte en ácido úrico que afecta a la absorción del calcio, eliminándolo en grandes cantidades por la orina.
Para terminar, volviendo a los problemas cardíacos, existe la complicación de la atrofia del músculo cardíaco, debido a la falta de sangre tras el aumento de tamaño. Esto puede suponer una consecuencia mortal.
- Imagen física:
La hipertrofia es una de las consecuencias buscadas (engrandecimiento excesivo muscular).
Pero además, puede haber deformaciones óseas (para adaptarse a la nueva forma corporal rápidamente) y desproporciones físicas (cabeza muy pequeña para un cuerpo grande).
El uso de esteroides anabólicos hará que los cuerpos de hombres y mujeres muten a características más propias del género contrario. En hombres, se llegan a desarrollar senos o pechos y se disminuyen los testículos. Por el lado contrario, en mujeres, el desarrollo de vello facial e incremento del corporal, aumento del tamaño del clítoris o la calvicie podrían ser las consecuencias del consumo.
- Emocionales:
Obviamente, ante una insatisfacción de la imagen corporal, los vigoréxicos sentirán frustración por no conseguir el físico deseado.
Además, la baja autoestima ocasionará gran irritación, nerviosismo y tristeza.
- Sociales:
La alta dedicación al gimnasio y los estrictos hábitos alimenticios y nutricionales, pueden ocasionar el abandono de actividades sociales y laborales.
Conclusiones finales
Como ya hemos visto, una excesiva preocupación por la imagen corporal puede acarrear consecuencias fatales.
Algo que debemos aprender es que tener una musculatura exagerada no es sinónimo de bienestar o buena salud, sino que puede tratarse de todo lo contrario.
Se puede practicar ejercicio físico: SÍ.
Se puede aumentar musculatura: SÍ.
Se puede cuidar la alimentación: SÍ.
Todo ello puede ser bueno y sano, siempre que no suponga una obsesión.
Siempre que se practique deporte, ejercicio físico o cualquier otra actividad de manera controlada, sin caer en excesos y atendiendo a las diferencias individuales, todo ello puede ser muy beneficioso para nuestro organismo.
De hecho, en el artículo sobre “Cómo el fitness puede mejorar tu autoestima” te doy las claves y beneficios del ejercicio físico para tu autoestima y vida en general.
¿Quieres saber más sobre la vigorexia? Te recomendamos los siguientes videos:
“La vigorexia: Los peligros que acarrea el uso y abuso de esteroides”
Y este libro:
“Vigorexia: La prisión corporal”, de Almudena García Alonso.
¿Cómo crees que puede afectar este problema a la sociedad del futuro? ¿Puede ir a más? ¿Podríamos erradicar la vigorexia? Déjanos en comentarios tu opinión.
Me ha encantado este texto y nunca había estudiado una opinión como
esta sobre el tema, genial ! Enhorabuena