En nuestra vida, nos vamos a encontrar numerosas situaciones en las que imaginamos cómo nuestros temores se cumplen. Lo podemos llamar “mala suerte”, “Karma”, “Ley de Murphy”.
Todas tienen algo en común: ponen el foco de acontecimientos fuera de nosotros, nos eximen de responsabilidad pero también generan una falta de control sobre la situación.
¿De verdad consideras que la mayoría de cosas que te suceden están fuera de tu control? ¿Qué tu forma de interpretar las situaciones y enfrentarte a ellas no interfiere en lo que ocurre o en cómo te hace sentir?
Para bien o para mal, tenemos mucho más control en lo que nos ocurre de lo que somos conscientes. Esto teoría es, precisamente de lo que vamos a hablar, la profecía autocumplida.
¿Qué es la profecía autocumplida?
Es un término de psicología acuñado en el siglo XX por el sociólogo Robert K. Merton, que se define como un sesgo en la percepción de los acontecimientos, prediciendo el resultado final.
Cuando anticipamos o predecimos acontecimientos que aún no han ocurrido bajo nuestras creencias y percepciones, nos dirigimos con nuestras actitudes y comportamientos a que finalmente se cumplan.
La profecía autocumplida y las expectativas del comportamiento de alguien pueden ser positivas o negativas. Si creemos que vamos a fracasar en cierta actividad, es muy posible que nuestra conducta y nuestros actos se vayan modificando para que esto sea lo que termine ocurriendo, ya que esta creencia va condicionando nuestras respuestas y nuestra manera de interpretar la realidad.
Es completamente normal que ante cualquier situación que vivamos, la almacenemos en nuestra memoria para no cometer el mismo error y aprender de ello en las próximas ocasiones que suceda. A lo largo de nuestra vida, nos vamos a encontrar con situaciones que son parecidas a otras que ya hemos vivido y reaccionamos ante ellas en base a nuestra experiencia anterior.
El problema viene cuando hacemos una anticipación o predicción de las cosas sin tener ninguna base objetiva que nos lleve a esa conclusión. Aquí es cuando nos dejamos llevar por la profecía autocumplida. Seguro que en alguna ocasión has dicho o pensado: «Al final va a ocurrir esto, ya lo verás» o “todo está yendo muy bien, seguro que algo malo está por llegar”. Son claros ejemplos de lo que estamos hablando.
La profecía autocumplida es un concepto que está más arraigado hacia lo negativo que a lo positivo. Solemos anticipar la peor situación posible para prepáranos a la hora de actuar en caso de que ocurra. Lo que no somos conscientes es que con ello, nos dirigimos a que ocurra.
Cuando ocurre el mismo proceso pero en el lado positivo, se le conoce como autoeficacia. Término propuesto por Albert Bandura en su teoría social cognitiva. La autoeficacia implica también la modificación de nuestra conducta pero anticipando el logro que nos hemos propuesto, promoviendo así la confianza en las propias capacidades para controlar la situación y alcanzar los resultados deseados.
El ciclo que sigue la profecía autocumplida es circular:
- Albergas una o varias creencias sobre ti mismo/a.
- Dichas creencias influyen en tu forma de comportarte.
- Las creencias se cumplen y cobran cada vez más fuerza.
Efecto Pigmalión y profecía autocumplida.
Cuenta una leyenda de la mitología griega que el famoso escultor Pigmalión , insatisfecho con su vida amorosa, creó una escultura llamada Galatea, de la que acabó enamorándose. La diosa Afrodita, conmovida por el deseo del escultor, otorgó vida a Galatea, convirtiéndola en una mujer de carne y hueso. El deseo y las expectativas de Pigmalión, se hicieron realidad y pudo vivir feliz.
Esta leyenda describe de forma poética el fenómeno llamado efecto Pigmalión, el cual la psicología lleva años estudiando y tiene gran peso a día de hoy en nuestras vidas, por su poder de construir la realidad.
El efecto Pigmalión es una forma de profecía autocumplida que hace referencia a cómo influye las expectativas y creencias de una persona sobre el rendimiento y los resultados de otras, ya sea de manera positiva o negativa.
Cuando estas expectativas (ya sean altas o bajas), son hacía uno mismo/a, se produciría el mismo fenómeno, pero se le denomina “Efecto Galatea”.
Para comprobar si el efecto Pigmalión influenciaba realmente en las personas, el psicólogo norteamericano Robert Rosenthal y la profesora Lenore Jacobson realizaron un experimento con un grupo de profesores y alumnos. A los primeros les dijeron que habían pasado a los alumnos un test de inteligencia, el cual medía las potencialidades para el aprendizaje.
Les explicaron que los alumnos cuyas puntuaciones eran altas, serían buenos estudiantes y aprovecharían el curso. Mientras que los que obtuvieron bajas puntuaciones, su aprendizaje sería más lento e inferior.
Realmente, las puntuaciones fueron asignadas aleatoriamente a los alumnos. El objetivo de la investigación era comprobar si la información recibida de forma sesgada por los profesores, afectaría en el rendimiento de los alumnos.
Efectivamente ocurrió así, las expectativas de los profesores influyeron en los resultados de forma positiva en los alumnos catalogados como buenos estudiantes y de forma negativa en los demás.
Tras profundizar en el experimento, descubrieron que los profesiones brindaban más atención, les explicaban con más paciencia, eran más comprensivos y estimulaban sus habilidades a los alumnos que creían que tenían más potencial.
El efecto Galatea: el poder de nuestras propias creencias.
Como hemos explicado antes, el efecto Galatea está relacionado con el poder de las expectativas y creencias que generamos sobre nosotros mismos/as y que nos influiría en el rendimiento y las competencias a la hora de relacionarnos en entornos sociales.
Está muy vinculado también con el concepto de autoeficacia. Las personas que se perciben a sí mismas como competentes en una tarea determinada y tiene confianza y seguridad, acaban realizándola con menos esfuerzo y más satisfacción, al tiempo que obtienen mejores resultados.
Por el contrario, quienes sienten que no tienen recursos suficientes para realizar algo con éxito ni confianza o tienen inseguridad, acaban teniendo peores resultados y con mayores sentimientos de insatisfacción y fracaso.
Este efecto está muy relacionado con los problemas de ansiedad y fobia social. En ambos, hay un sentimiento de pérdida de control, pensamientos negativos sobre las competencias de uno mismo/a y una alta sensibilidad a la opinión de los demás.
Romper este círculo vicioso es posible si nos damos cuenta e identificamos nuestra profecía autocumplida. La psicoterapia es de gran ayuda para ayudarnos a romper el círculo vicioso negativo y transformarlo en positivo.
La profecía autocumplida y el sesgo de confirmación.
El sesgo de confirmación está muy vinculado a la profecía autocumplida. Ambos son creencias irracionales, distorsionan la realidad y se retroalimentan.
Se basan en la constante búsqueda de experiencias que confirmen los pensamientos o expectativas que hemos puesto en algo. Seleccionan todo aquello que confirma nuestra percepción subjetiva de la realidad, a la vez que ignora lo que no lo hace.
Es muy típico y seguramente has pronunciado alguna vez estas frases que ejemplifican muy bien estos dos fenómenos: “ya te lo dije” o “sabía que iba a ocurrir”.
Cada uno tiene sus propias gafas de ver la realidad, se le llama subjetividad. El riesgo que corremos si nos dejamos llevar únicamente por ella, es que nos equivoquemos al percibir la realidad ya que está manipulada y sesgada por nuestras percepciones o expectativas, sobretodo, si normalmente se inclinan hacía lo negativo.
En psicología, tanto la profecía autocumplida como el sesgo de confirmación entran dentro de los sesgos cognitivos o distorsiones cognitivas, que son pensamientos erróneos producidos por nuestra percepción subjetiva y distorsionada de la realidad.
¿Cómo usar el Efecto Pigmalión de forma positiva?
Muchas veces no somos conscientes de hasta qué punto nuestra opinión puede afectar a otro, sobretodo si es alguien allegado. No importa si tu rol es de padre, pareja, profesor, amigo o jefe. Puedes fomentar las competencias de otros con los siguientes consejos:
- Detecta y fomenta los puntos fuertes en lugar de las debilidades o los fallos.
- Crea un clima de confianza para incentivar la comunicación abierta, sin reproches.
- Evita las etiquetas negativas, es muy complicado quitárselas.
- Realiza expectativas realistas y alcanzables, de otra manera sólo generarás frustración y sentimientos de incompetencia.
- Ayuda a que descubran las cosas por sí mismos/as.
- Sé paciente, cada persona tiene su ritmo y no compares.
- Usa el refuerzo positivo para incrementar su confianza y esfuerzo.
- Dedica la atención y el tiempo necesario para explicarle aquello que quieres transmitirle.
¿Cómo usar la profecía autocumplida a nuestro favor?
Las profecías autocumplidas son, básicamente, impresiones o percepciones que nosotros mismos/as nos creamos. Por lo que, tendremos que trabajar sobre nuestros pensamientos, poniéndonos distintos filtros para tener variedad y alternativas de la realidad y no sólo la peor de todas.
Puede parecer difícil, pero la mente se puede entrenar:
- Detectar los pensamientos.
El primer paso para cambiar algo, es identificarlo. Y que mejor para hacerlo que profundizar en nuestros pensamientos y creencias con el fin de ponerlas a prueba para comprobar si son reales o fruto de nuestras percepciones.
- Analiza qué creencia o distorsión cognitiva hay detrás.
La idea es que te preguntes una y otra vez hasta que no haya más respuestas. Nuestra mente es como una cebolla, tiene muchas capas que se tapan unas y otras. Si quieres llegar a la creencia que lo genera, deberás dedicarle tiempo y preguntarte mucho.
- Fíjate en el lenguaje que usas.
No nos damos cuenta cómo nos solemos hablar y esto es de suma importancia porque marca cómo vas a sentir. Fíjate en qué palabras usas y cómo influyen en ti. Si te producen malestar, prueba a cambiarlas por otras expresiones más neutrales y objetivas.
- Busca experiencias contrarias a tu premisa.
Ante un mismo hecho, podemos haber tenido experiencias tantos positivas como negativas. El problema es que nos solemos quedar sólo con las negativas y entra en juego el miedo a repetir los mismos errores.
Hay que enseñar a la mente que ante una situación, por muy similar que sea a otra que salió mal, hay otras posibilidades porque entran en juego diversas variables que pueden no ser las mismas.
Mira este artículo si quieres saber más sobre cómo cambiar tus pensamientos: https://psicologosvalencia.net/tus-pensamientos-te-controlan/
Aplica la profecía autocumplida en forma positiva a tu vida.
Aunque no nos demos cuenta, la profecía autocumplida está presente en nuestra vida cotidiana. Para poder controlar los efectos que tiene ésta en distintos ámbitos, hay que tomar conciencia de cuándo la usamos de forma incorrecta.
Es importante darse cuenta de cuándo y cómo la usamos porque este tipo de creencias limita nuestra vida, dificulta nuestras relaciones sociales y merma nuestra autoestima y nuestra confianza personal.
En lugar de asociar la profecía autocumplida con hechos negativos, ¿por qué no la utilizamos a nuestro favor para obtener bienestar y lograr éxitos en nuestra vida?
Si te has dado cuenta que tus percepciones y creencias te están dificultando o limitando para conseguir tus objetivos y no sabes cómo manejarlas o pararlas, quizás sea un buen momento para consultarlo con una profesional de la psicología.
Busca un tipo de terapia que te dote de herramientas para detectar y gestionar pensamientos y con ello, tus emociones. Esto hará que tengas mayor libertad para tomar decisiones o hacer cosas sin que tus prejuicios cognitivos te limiten o bloqueen.
Si crees que podemos ser nosotras las que te ayudemos, no dudes en ponerte en contacto en nuestra web de Serendipia Psicología, psicólogos en Valencia.
“Trata a un hombre tal como es, y seguirá siendo lo que es; trátalo como puede y debe ser y se convertirá en lo que puede y debe ser.” Goethe.
[button open_new_tab=»true» color=»accent-color» hover_text_color_override=»#fff» size=»medium» url=»https://psicologosvalencia.net/psicoterapia/» text=»Pedir cita» color_override=»#aa1e93″]
