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ogo-blog-un-pedacito-de-psicologiaTú, el/la que siempre debe ser fuerte. Sí, tú, que no puedes permitirte caer ni fallar, que hacerlo es impensable. Tú, que un día tras otro es una batalla constante por sobrevivir. Tú, que llevas sobre tus hombros una carga que por momentos se tambalea y te hace perder el equilibrio. Tú, que sufres de agotamiento emocional.

Si me estás leyendo, probablemente sea porque no te sientes muy bien. Posiblemente estés sufriendo un dolor emocional y tengas la carga de tener que ser fuerte ante todo y sobre todo.

Seguramente haya llegado un momento en el que todo te está sobrepasando o temes llegar a ese punto. Este artículo es para ti.

¿Qué es agotamiento emocional?

El agotamiento emocional es una sensación de estar sobrepasado o no sentirse capaz de afrontar el día a día a nivel psicológico, pues te sientes tan fatigado/a que consideras que te has quedado sin fuerzas para continuar luchando.

Esto te puede ocurrir a cualquier nivel: laboral, personal, sentimental, social, familiar, en cuanto a salud,… Sientes que eres incapaz de salir adelante.

Esto pasa cuando llevamos mucho tiempo cargando con peso que hemos ido acumulando, soportándolo sobre la espalda, y justo llega un acontecimiento importante que colma el vaso y lo desborda. Aquí empieza la sensación de impotencia.

También puede pasarte cuando, tras una serie de acontecimientos que han supuesto mucho desgaste emocional, una pequeña cosa ya te supone un mundo o una cuesta arriba imposible de alcanzar.

Lo curioso de este agotamiento es que no siempre aflora durante o antes de esa exigencia de seguir “tirando del carro”, puede aparecer justo después de que todo lo hayas superado, como consecuencia a todo el esfuerzo que has utilizado.

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¿Por qué es tan importante que “trates” el agotamiento emocional?

Se podría decir que el agotamiento emocional es (en una alta probabilidad) la antesala de otros problemas más graves como la depresión, la ansiedad y otras enfermedades físicas como úlceras o problemas en el aparato digestivo.

Además supone un descontrol del ritmo biológico que puede afectar a nuestro sueño, apetito, energía y un largo etcétera. Puede desestructurar toda tu vida a nivel físico.

A nivel laboral también puede dificultarte para mantener o entablar relaciones de trabajo o hacerle frente a las tareas que tienes establecidas. Es más, puedes llegar a perder oportunidades importantes por sentirte desmotivado/a y cansando/a.

Y, hablando del trabajo, existen diferentes problemas asociados al agotamiento emocional en el ámbito laboral como el “Síndrome del Hombre Quemado” (o “Burnout”) o “Síndrome del Cuidador Quemado”, que suponen incluso una baja laboral.

A nivel personal, te puede suponer dejar de disfrutar de las cosas que más te gustan o poder pasar un tiempo de calidad con gente de tu entorno a la que quieres, cuando sí lo hacías antes. Puede afectar a tus relaciones de pareja, familiares, amistades,…

Síntomas del agotamiento emocional.

Si crees tener agotamiento emocional, probablemente tengas varios de los siguientes síntomas. De ser así, lo más prudente es ponerles remedio desde ya, para que tu problema no vaya a más:

  • Sentirte agotado/a o cansado/a física y mentalmente y no se va esa sensación hagas lo que hagas.
  • Tienes problemas para dormir o conciliar y/o mantener el sueño. Te cuesta dormirte o, cuando te despiertas en mitad de la noche, ya no puedes volver a descansar.
  • Sufres dolores de estómago, musculares (espalda, cuello,..), de cabeza,…
  • No tienes ganas de nada, no estás motivado/a en ningún área de tu vida.
  • Te encuentras muy sensible, irritable y/o nervioso/a constantemente y esa sensación no se va.
  • Sufres olvidos recurrentes de cosas importantes (y antes no te ocurría).
  • Tienes dificultad para pensar y/o concentrarte, ya no solo en el trabajo o estudios, sino en general, incluso en una conversación con un/a amigo/a o viendo una película o serie.
  • Sientes apatía (vacío emocional) o problemas a la hora de sentir emociones, hasta el punto que no sabes cómo te sientes.
  • No te sientes tú mismo/a, ni te reconoces.

Manifiesto contra el agotamiento emocional.

Me gustaría dedicarte unas palabras a ti, que te sientes sobrepasado/a, agotado/a y sin ganas de gana, que te obligas a seguir siempre al frente y no te permites relajarte.

Te voy a dividir este manifiesto contra tu agotamiento emocional en dos:

Por un lado…

“Sé compasivo contigo mismo/a”

  • Si te duele, te duele y punto. Que nadie te diga que no es para tanto, que si eso no es nada o que exageras. Expresa tu forma de sentir, pues estás en tu derecho de hacerlo siempre (desde una postura asertiva y con respeto hacia los demás).
  • Permítete momentos de debilidad y vulnerabilidad. Si necesitas caerte de vez en cuando, porque el peso que llevas es imposible de sostener, déjalo a un lado durante un rato. No eres Hulk ni cualquier otro superhéroe, eres una persona humana.
  • No compares ni infravalores tus penas. Que otros lo hayan pasado peor que tú, no significa que lo que estás sufriendo sea una tontería. Cada uno tiene sus lastres y los lleva lo mejor que puede.
  • Tómate un descanso, nadie es imprescindible. El mundo no se va a parar porque tú te pares unas horas, nadie es tan imprescindible como para parar el mundo. Piénsalo, eres una sola persona entre millones y
  • No eres perfecto/a, acéptalo y NO PASA NADA por no serlo. Intentar ser perfecto/a es el peor error que puedes cumplir, pues nunca podrás alcanzarlo porque es imposible.
  • Si no llegas a todo, no llegas: aprende a decir que no. Piensa en ti de vez en cuando y si algo no te apetece o no puedes hacerlo, dilo.
  • Nadie te obliga a ser “indestructible” excepto tú y, si lo hacen, están siendo injustos. No tengo nada más que decirte al respecto.
  • Apóyate en aquellos que te quieren de verdad y te quieren bien. Son aquellos que no te exigirán de más y que te cuidarán si lo necesitas o, si te piden “de más” y tú se lo manifiestas, lo entenderán y dejarán de “presionarte”.
  • Si necesitas ayuda profesional, no lo dudes: acude a un/a psicólogo/a. No tienes por qué pasar por ello solo/a.

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Pero también te digo…

“Sé un ejemplo de superación”

  •  Piensa en aquello maravilloso que sí que tienes. No te quedes con todo lo “malo” de tu vida. Sé agradecido/a de aquellas cosas que posees y puedes disfrutar.
  • No seas siempre el paño de lágrimas o el sustento de alguien sin poder ser él/ella el tuyo. Las relaciones del tipo que sean son un ‘toma y daca’. Busca relaciones recíprocas de amor, confianza, amistad,…
  • La vida no es dolor. No te conviertas en mártir por las cosas que te han ocurrido. Si algo no te gusta, intenta trabajar por cambiarlo, conformarse y esperar a que cambien las cosas no siempre surte efecto.
  • Busca tiempo para ti solo/a y tiempo con los demás. Mímate y concédete 30 minutos mínimo al día para hacer lo que más te gusta o algo que te vaya a venir bien. Pero también pasa tiempo con otra gente que te aleje de tus preocupaciones y presiones constantes.
  • Respira hondo y toma las cosas de una en una, verás cómo vas sacando adelante todo poco a poco. Establece objetivos a corto, medio y largo plazo y prioridades (ya no solo en tu trabajo, sino en tu vida, en general).
  • Ten tus momentos de escape enérgicos y de descanso, por ejemplo: ejercicio físico y spa o relax. Encuentra tu yin yang o equilibrio.
  • Sé asertivo/a: haz valer tus derechos también. Da tu opinión siempre desde el respeto.
  • Inspírate en otras personas que superaron momentos difíciles o lo intentaron de una forma perseverante. Por ejemplo, inspírate en el movimiento de lucha que tuvo Pablo Ráez contra su leucemia. Pese a que al final no pudo superarla, no dejó de luchar por él y por otros tantos enfermos. Te dejo un documental sobre su lucha.
  • Sé un ejemplo para ti y para los demás, pero sobre todo para ti. Cree en ti mismo/a y cuídate constantemente. Tente en alta estima, valórate y quiérete.

Ante todo, no busques la fortaleza en tu dolor, en tu angustia o en tu pesar. La verdadera fuerza emana de lo positivo, de la motivación, de las ganas de superarse, de la resiliencia, del amor,… y nada de esto lo encontrarás cargando con una mochila que te es incapaz de mover. Quizá haya llegado el momento de dejar esa pesada mochila que llevas a cuestas en el camino y/o empezar a vaciarla.

Piensa que las mejores maletas son las que llevan ruedas y esas no se cargan a la espalda, se llevan ligeras al lado: te acompañan, no te oprimen.

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María Cartagena

La psicología ha sido desde el principio una devoción sin la que no imagino mi vida ni la de los demás, puesto que es algo que siempre nos ha acompañado, nos acompaña y lo hará en un futuro. La Psicología es la ciencia que estudia al ser humano con unos ojos científicos, pero con un “alma” pasional.

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