¿Quién no ha conocido a una persona envidiosa? ¿Y quién no ha envidiado alguna vez a alguien?
La envidia es una emoción que implica desea o anhelar lo que otra persona tiene. También se caracteriza por el deseo de que el otro, el envidiado, no tenga lo que tiene o no sea verdad su éxito. La envidia tiene consecuencias desagradables tanto en los demás como en quién la siente.
La envidia es uno de los problemas emocionales más frecuentes, aunque se hable poco de ello. Nos va destruyendo poco a poco al colocarnos en un plano de continua insatisfacción y queja.
Hace que focalicemos nuestra energía en observar la vida de otros en lugar de centrarnos en la nuestra. Y esto hace que malgastemos nuestro tiempo y olvidemos que somos protagonistas de nuestras vidas.
Las personas que sienten envidia de forma constante hacia una o varias personas, se consideren menos afortunadas y menos valiosas. Esta envidia puede llegar a ser muy perjudicial ya que esa persona puede llegar a intentar destruir o atacar a la persona que envidian.
Por ello, es importante aprender a identificar a este tipo de personas para protegernos e impedir que nos hagan daño ni se entrometan en nuestra vida.
¿Por qué envidiamos?
La envidia surge de la comparación social que hacemos respecto a otros. Y normalmente, esta comparación la solemos hacer para perder. Es decir, de manera inconsciente buscamos la comparación con alguien que es mejor que nosotros en algo, por lo que somos conscientes de nuestras deficiencias y carencias y nos sentimos en inferioridad.
Según Parrot (1991) durante un episodio de envidia se presentan las siguientes características:
- Deseo frustrado por lo que la otra persona tiene.
- Sentimiento de inferioridad: al ser conscientes de nuestras carencias al compararnos.
- Resentimiento hacia esa persona: se focaliza esa rabia u odio en la persona envidiada.
- Resentimiento global ante la injusticia de las circunstancias o el destino.
- En ocasiones, culpabilidad por sentir mala voluntad hacia el envidiado.
- Admiración, emulación del envidiado o identificación con el envidiado.
Características de las personas envidiosas
Estas son las características más comunes de las personas envidiosas. Hay que tener en cuenta que éstos son simples aspectos para ayudarnos a identificarlas y que muy probablemente indican que algo en su vida no está bien, pero no hay que caer en la etiquetación ni juzgarlas.
- Baja autoestima.Suelen ser personas que carecen de amor propio y no valoran lo que tienen ni lo que son. Piensan que las personas valen por lo que tienen o consiguen.
- Se comparan continuamente. Suelen fijarse en aquellas personas que tienen lo que ellas consideran importante y se comparan, sintiéndose mal por carecer de ello.
- No se alegran por las cosas buenas de los demás. Las personas con envidian no soportan ver que otros consigan éxitos, es algo que les sienta francamente mal.
- Desacreditan el éxito de otros. El que envidia trata de infravalorar los logros del otro, convenciéndose a sí mismo de que no es para tanto lo que tiene, incluso afirmando que lo ha conseguido debido a las ventajas obtenidas como por ejemplo decir que ha conseguido un trabajo por “enchufe”.
- Hacen falsos halagos. Cuando le hacen un cumplido a alguien o le felicitan por algo que hayan hecho bien se les nota que no lo hacen de manera natural y están actuando de forma falsa, algo que se suele notar.
- Se alegran del fracaso de otros. Es lo que los alemanes han denominado Schadenfreude(alegría maliciosa). Alegrarse del mal ajeno no es bueno, es cuando la envidia se muestra en todo su apogeo. Si ven que la persona envidiada fracasa, les crea un sentimiento de gran satisfacción.
¿Cómo reaccionamos a la envidia?
Para las personas envidiadas, suele ser un lastre el tener a alguien cercano que te envidie. Puede que no seas consciente de que alguien te envidia o puede que sea muy evidente porque te das cuenta que no se alegra de tus éxitos o intenta imitarte en todo lo que haces o consigues. Como si no tuviera personalidad o vida propia e intentara hacer una copia de la tuya.
Convivir con alguien que te envidia es angustioso y desagradable. Puede que caigas en su juego y no disfrutes tranquilamente de tus logros o acabes ocultándolos por la tensión que se genera si esa persona está delante.
Tipos de envidia
Envidia mala y envidia sana.
Solemos distinguir entre estos dos tipos de envidias. Mientras que la envidia sana es aquella que hace que reconozcamos que deseamos lo que otro tiene y nosotros de momento no, pero la usamos para motivarnos a conseguirlo. Es decir, nos sirve como impulso para darnos cuenta de algo que queremos alcanzar y nos mueve para hacerlo. Es sana porque no acarrea dolor, ni frustración.
Mientras que la envidia mala genera infelicidad, frustración y dolor por no tener lo mismo que otro tiene o ha conseguido. Cuando tu deseo por lo que el otro tiene te causa un gran malestar, entonces tu envidia no es sana, es enfermiza.
Este tipo de envidia ciega a las personas y no les deja ver ni apreciar lo que tienen porque están más centrados en conseguir lo que otros tienen. Pero no se plantean ni valoran el esfuerzo que la persona ha hecho para conseguir ese éxito. Un dicho popular lo explica muy bien, “Si miras mi éxito, mira también mi fracaso”.
Según a quién vaya dirigida la envidia podemos clasificarla en:
Envidia hacia la pareja.
Es algo que en la mayoría de las ocasiones está camuflada o pasa inadvertida pero que hace mella en la pareja. Se convierte en una especie de competición en el que el miembro de la pareja que siente envidia no soporta que su pareja consiga sus éxitos.
Esto ocurre porque basa sus relaciones en el poder, en estar por encima del otro.
Un ejemplo de esto sería cuando uno de los dos gana más dinero que el otro. Esto le hace sentirse inferior y es incapaz de alegrarse por su pareja y ver que es bueno para la economía familiar.
Envidia hacia los amigos.
En las relaciones sociales, es importante encajar. Pero hay personas que envidian que a su entorno les vaya mejor ya sea en el ámbito personal, laboral o familiar.
Les produce rabia que otros consigan lo que ellos quieren o lo hagan antes que ellos. Y pueden convertirlo en una competición por conseguir el mejor trabajo, casarse el/la primero/a, tener hijos y presumir de que son los mejores en todo, etc.
Envidia hacia los compañeros de clase o trabajo.
La persona que envidia no soporta que sus iguales estén por encima, por lo que estará en una competición constante por ser mejor que el resto. Esto puede generar un mal ambiente y crearse enemistades.
Algo que es contraproducente tanto para la empresa, como para los compañeros y para él/ella mismo/a.
Envidia hacia las personas exitosas.
Puede que esa envidia no vaya dirigida a alguien en concreto sino en general hacia cualquier persona (conocida o no) que considere que tiene o consigue algo que quiere o anhela.
La envidia hace que la persona cree un filtro dónde sólo se tiene en cuenta las cosas materiales o los éxitos conseguidos por otros, obviando los propios. Es una pérdida de tiempo y energía porque están mal focalizados.
Cómo combatir la envidia.
Todo el mundo hemos sentido envidia alguna vez, ya sea por un/a hermano/a, un/a compañero/a o un/a amigo/a. Y quién diga que no, está mintiendo. La envidia es una emoción, y como todas las emociones hay que sentirla porque tiene su función. El problema no es sentir envidia, sino qué se hace con esa envidia. Es decir, cómo la gestionamos y actuamos.
La envidia existe desde nuestros ancestros y tiene una función adaptativa. En la época donde había que luchar por la supervivencia, ver los éxitos ajenos y aprender de ellos incitados por una emoción tan visceral era la mejor forma de evolucionar rápidamente en situaciones extremas.
A continuación vamos a exponer algunos consejos para gestionar nuestra envidia:
- Pon atención en ti.
La envidia dirige nuestra atención hacia lo que el otro tiene y nosotros no. Esto hace que seamos incapaces de ver todo lo que somos y nuestra valía personal. Ser conscientes de lo afortunados y valiosos que somos nos hará sentirnos mejor con nosotros mismos.
- Valora lo que tienes.
Sea mucho o poco, lo has conseguido tú y te ha costado tiempo y esfuerzo. Si una vez consigues las cosas que te propones, no le das el valor que se merecen, ¿de qué te sirve invertir ese esfuerzo?
- Deja de competir en todo.
Es una pérdida de tiempo y energía estar siempre prestando atención en lo que otros tienen o consiguen. Cada uno somos distintos por algo, centra esa energía en ser único/a y especial por ti mismo/a. Es mucho mejor ser original que copia de alguien.
- Deja a un lado la autoexigencia.
Exigirnos demasiado puede ser perjudicial y limitante porque bloquea a la persona y hace que se tenga una sensación de que nada está bien, que falta algo.
Hay que tener cuidado con lo que transmitimos a las nuevas generaciones. Porque este rasgo es uno de los más frecuentes a día de hoy en nuestra sociedad.
- Aceptación
Es importante trabajar la aceptación de que no podemos tenerlo siempre todo, y que a veces no es necesario para que podamos ser felices. Y no por ello, somos inferiores. Busca dentro de ti, cualidades que te gusten y sean importantes. Apóyate en lo que ya eres.
- Canaliza la envidia hacia la admiración.
Es importante identificar qué es lo que nos produce envidia, para conocer con que parte de nuestra vida no estamos satisfechos y así poder trabajar en el cambio. Cambiar la rabia por admiración hacia esa persona, nos ayudará a ser más felices y crecer a nivel personal.
7-Cambia la interpretación que le das al éxito de otros.
Ni lo que otros consiguen es tan importante ni lo que consigues tú vale menos. Lo que otros consigan, no te perjudica en nada pero la envidia que sientes sí. Por ello, Esfuérzate en ser la mejor versión de ti mismo en todos los ámbitos de tu vida sin compararte con los demás y emplea ese tiempo y energía en aprender y superarte.
A tener en cuenta…
La envidia es una emoción que, como cualquier otra emoción, es una forma del organismo de decirnos qué nos está ocurriendo. Hay que pararse a escucharla porque el mensaje que nos está queriendo trasmitir es importante.
No te engañes, cuando sentimos envidia, nos estamos saboteándonos a nosotros mismos. Nos anclamos a un dolor y una frustración innecesaria al ver que otros son capaces de conseguir lo que nosotros queremos, en lugar de aceptar nuestras carencias o trabajar para mejorarlas.
Si optamos por dejarnos llevar por la envidia, esto hará que vaya mermando poco a poco nuestra autoestima, puesto que a nivel inconsciente estamos grabando el mensaje de «soy incapaz de conseguir lo que otros tienen» creando un concepto pésimo de nosotros mismos.
La envidia es un veneno para la autoestima.
La envidia destruye más al envidioso que al envidiado. Con envidia nunca podrás ser feliz ni disfrutar de lo que tienes, porque siempre estarás soñando con lo que tienen los demás, en lugar de focalizarte en conseguir tus propios sueños.
Si hay algo que anhelas conseguir y te das cuenta porque ves que otro lo ha conseguido, coge esa envidia como motivación para alcanzar tu propio éxito, personalizado, sin imitar ni copiar a nadie.
La mejor competición que puedes hacer es contigo mismo. Supérate a ti mismo cada día para alcanzar la mejor versión de ti mismo.
¿De qué te vale envidiar que a otro le vayan las cosas bien si eso a ti no te perjudica?
Séneca escribió que “nunca serás feliz si te atormenta que otro lo sea más que tú”.