¿Alguna vez has pensado que tienes mala suerte en el amor? ¿Crees que escoges mal a tus parejas? ¿Siempre acabas con el mismo tipo de personas? ¿Por qué tendemos a tener el mismo tipo de relaciones? La respuesta debes buscarla en el tipo de apego que tienes.
Nuestra manera de estar en una relación no parte desde cero ni es improvisada. Nuestra forma de entender ese amor va a estar condicionada por el tipo de apego que hayamos adquirido y aprendido desde la infancia hasta nuestra adultez.
¿Qué es el apego?
Los apegos son los lazos emocionales que establecemos con las personas significativas de nuestra vida, aquellas con las que compartimos sentimientos de pertenencia y seguridad. El modo en el que se crean estos apegos desde nuestra infancia son fundamentales para nuestro desarrollo emocional.
Si estos vínculos afectos son los adecuados, nos generarán seguridad, autonomía, harán que tengamos vínculos saludables con nuestro entorno y con otras personas y ayudarán a disponer de mayores recursos personales para afrontar dificultades sin depender de los demás.
La teoría del apego fue desarrollada en los años 50-60 por el psiquiatra y psicoanalista John Bowlby. Posteriormente, otros autores fueron aportando sus trabajos hasta su actual desarrollo. La teoría del apego explica cómo se establecen las relaciones humanas tanto a corto como a largo plazo.
Desde que nacemos, necesitamos de una persona que asuma el rol de cuidador. Éste debe ayudar al bebé en sus distintas etapas a desarrollarse tanto social como emocionalmente, estableciendo un apego seguro. El vínculo entre ambos se irá desarrollando en los primeros meses e irá menguando conforme el niño/a vaya creciendo hasta llegar a ser un adulto independiente y con autonomía.
Tipos de apego.
- Seguro: El cuidador reacciona de una forma apropiada a las necesidades del niño/a. Con lo que éste se desarrollará de una manera sana y adaptativa, con espacio para explorar y equivocarse, pero sintiéndose querido y protegido si lo requiere.
- Ansioso/ambivalente: Surge cuando el cuidador es excesivamente protector con el niño y apenas le deja explorar por miedo a que se haga daño. Cuando el cuidador se aleja, el bebé llora de forma desconsolada y le cuesta reponerse. Esta pauta de conducta se refuerza cuando el cuidador se muestra accesible en algunas ocasiones y en otras no. Son niños que están en permanente alerta de lo que pueda suceder en su entorno, atentos a los cambios y los peligros.
- Evitativo: El cuidador no se hace cargo suficientemente de las necesidades del bebé, por el motivo que sea. Se muestra poca capacidad de afecto. El bebé no reacciona cuando el cuidador se aleja. Este tipo de apego es resultado del rechazo continuo de los progenitores cuando el niño se acerca a ellos en busca de alivio y protección.
- Desorganizado: El cuidador es agresivo, violento, y abusa o maltrata al niño. Las personas que tienen que proteger y cuidar son precisamente las que maltratan, de manera que esto genera un desequilibrio interno.
Los problemas de un apego inapropiado.
Vivimos en una sociedad donde nos necesitamos los unos a los otros para una infinidad de cosas, entre ellas, el apego es una parte importante y necesario a lo largo de toda la vida. Desde que nacemos hasta que morimos necesitaremos de otros para poder garantizar nuestra salud física y emocional.
El problema ocurre cuando esa necesidad de apego se transforma en ansiedad. Cuando sentimos que si no tenemos a alguien que nos guíe, vamos a estar indefensos y sin saber qué hacer en cada ocasión que se nos presente.
Para esquivar esa ansiedad se suele usar dos estrategias extremas: Por un lado, buscar a esa persona que nos proporcione seguridad y la promesa de no abandonarnos. O bien, optaremos por lo contrario, evitar crear esos lazos con otros para no caer en la dependencia y no volver a sentir un abandono.
El apego en las relaciones de pareja.
El apego tiende a mantenerse a lo largo de la vida. Al combinarlo con nuestras experiencias, tanto amorosas como de amistad, se crea nuestro apego en la edad adulta.
La forma en la que hemos recibido amor en nuestra infancia y a lo largo de nuestra vida, es la manera que vamos a tener de entender el amor. Por lo que esta forma de recibir amor, nos llevará a buscar un tipo de amor u otro en la pareja que elijamos. Y por supuesto, a dar amor de esa forma aprendida.
El apego, entonces, puede ser un buen predictor de cómo vamos a elegir a nuestras parejas y si éstas van a ser sanas o tóxicas.
Parejas con estilo de apego seguro:
Las personas que han tenido un estilo de apego seguro organizan mejor su vida afectiva, social y emocional. Suelen tener una autoestima positiva, son naranjas enteras que comparten sus vidas porque así lo quieren y no por necesidad para complementarlas.
En sus relaciones de pareja seleccionarán mejor a su compañero/a, establecerán un vínculo más seguro, respetarán el espacio del otro y el suyo propio y serán capaces de llevar sus vidas de forma independiente y autónoma.
Sus ideas sobre el amor son positivas a la vez que realistas y elaboran mejor las rupturas.
Parejas con estilo de apego ansioso/ambivalente:
Las personas con estilo de apego ansioso se relacionan con vínculos dependientes y tienen una continua necesidad de confirmación de que se es amado.
Son personas inseguras que dudan de su valía, tienden a verse como medias naranjas que necesitan de otros para estar completas. Seleccionan a sus parejas de forma precipitada porque les cuesta estar solas.
Una vez establecida una relación de pareja, presentan cambios emocionales y contradicciones. Necesitan una aprobación continua y es frecuente que les asalten miedos, dudas y celos.
Parejas con estilo de apego evitativo:
Las personas que tienen un estilo de apego evitativo presenta miedo a la intimidad, les cuesta establecer relaciones de amor o amistad.
Sienten poco afecto por los demás y tienen miedo al compromiso por lo que tratarán de evitarlo. En el fondo tienen miedo al abandono por lo que prefieren no establecer lazos y así evitar sufrir.
Tienen ideas pesimistas sobre el amor, dificultad para establecer relaciones y manifestar sus emociones, poca autonomía e inseguridad.
Parejas con estilo de apego desorganizado:
Este estilo de apego desorganizado da lugar a adultos muy inseguros y con tendencia a ser víctimas de maltrato o maltratadores/as. Tienen reacciones agresivas y explosivas.
Tienden a la destrucción de sí mismos y de sus parejas. Entienden el amor como una lucha de poder, de dominación y humillación hacia sí mismos o hacía el otro.
Este estilo de pareja son las más tóxicas y peligrosas. Tienen muy baja autoestima y hacen daño a las personas cercanas por incapacidad de sentirse bien consigo mismo.
¿Puedo tener relaciones de pareja satisfactorias si no tengo un apego seguro?
Por supuesto que sí. Es apego es algo que aprendemos, y por lo tanto, podemos aprenderlo de otra forma distinta. Esto se puede conseguir con un proceso terapéutico donde se aprenda a dar y recibir amor de una forma sana.
No te voy a engañar, no es un proceso fácil ya que supone tomar conciencia de aspectos que desconocíamos de nosotros mismos o que no les habíamos prestado atención, exponernos a sentimientos desagradables difíciles de gestionar, cerrar heridas pasadas que siguen abiertas y aprender a interpretar todo desde una nueva posición emocional.
Realizar todo esto cuesta, pero el resultado vale la pena. No es algo que se pueda conseguir de la noche a la mañana, sino que es una carrera de fondo en cuya meta está el recuperar nuestra esencia y poder crear relaciones desde la confianza y la seguridad.
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