Seguro que en alguna ocasión has sentido rencor hacia alguien o algo, pero la pregunta es ¿Compensa ver sufrir a quien nos hizo sufrir? ¿Nos hace sentir mejor o ser más felices? Probablemente la respuesta a estas dos preguntas sea un NO.
Dos hombres habían compartido una celda en prisión durante varios años. Ambos habían sido encarcelados injustamente y sufrieron todo tipo de maltratos y humillaciones. Finalmente, fueron puestos en libertad. Al cabo del tiempo volvieron a encontrarse.
Uno de ellos le preguntó al otro:
– ¿Aún te acuerdas de los guardias?
– No, he podido olvidar todo. ¿Y tú?
– Yo sigo odiándolos con todo mi ser – respondió.
El amigo lo miró con tristeza y le dijo:
– Entonces aún te tienen preso.
Esta fábula nos indica que el rencor es un arma de doble filo, mientras sentimos un enfado profundo y persistente hacia otra persona, nos estamos haciendo daño a nosotros mismos.
¿Qué es el rencor?
El rencor es un sentimiento doloroso o una rabia intensa que todos hemos sentido alguna vez. El rencor es un enfado profundo y persistente que se apodera de nosotros y que nos puede llevar a perder el control de nuestras acciones.
Normalmente, el rencor se genera cuando la persona se ha sentido ofendida, humillada, dañada o ridiculizada. La rabia es una de las principales características que se siente cuando no expresamos un daño y se queda estancado emocionalmente, pudiendo afectar a nuestras acciones o actitudes posteriores. Si no se expresa la rabia, el rencor sigue ahí, generando sentimientos de odio, por mucho que intentemos ignorarlos.
El rencor actúa en forma de espejo, reflejando lo que nosotros emitimos hacia fuera, generando más daño en uno mismo que en la persona que nos ofendió. Afortunadamente, este sentimiento se aprende.
Y digo afortunadamente porque cualquier cosa que se pueda aprender, también se puede des-aprender, por lo que podemos eliminarlo o al menos minimizar sus efectos.
En la base del rencor se encuentra una expectativa incumplida. Creemos que una persona debe comportarse con nosotros de cierta manera y cuando hace lo contrario, nos sentimos decepcionados, además de frustrados y enfadados.
A veces, el rencor es hacia los padres, sobretodo en la etapa de la adolescencia ya que es cuando se suele toman actitudes de oposición constante, negativas y desmotivados ante todo. Se suele negar porque admitirlo generaría un gran sentimiento de culpa y esto, obviamente nos hace sentirnos mal y no nos agrada.
El rencor aparece cuando la rabia no se pudo expresar en su momento o se expresó a medias. Por ello es saludable expresar las emociones adecuadamente, tanto en tiempo como en forma, porque si no tenderemos a acumular y enquistar dolores.
9 consejos para vencer el Rencor
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Darse cuenta de que existe
Será difícil superar el rencor si no se tiene conciencia de que está presente. Asumir su presencia es fundamental para empezar a salir de él. Es bueno conocerse y saber que siendo comunicativos y asertivos se puede evitar el ser rencorosos.
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No mantener el rencor, la venganza no se sirve en frío
Hay quienes piensan que manteniendo ese rencor hacia alguien, tarde o temprano, podrán vengarse y que es cuestión de esperar. Pero el rencor es un sentimiento que sólo lo sufre quien lo tiene, no la otra persona. En cualquier caso, la venganza es hacia nosotros mismos, que nos mortificamos con un sentimiento que no resuelve las cosas, sino que las empeora.
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Dejar de recrearse en el dolor
Una vez que se ha decidido seguir adelante y sacar todo el rencor que tenemos dentro, no hay que seguir metiendo el dedo en la herida. Una vez se ha eliminado el rencor, se queda en el pasado para poder continuar hacia delante.
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Ser asertivo
Una persona que expresa sus sentimientos en el momento adecuado es difícil que sienta rencor hacia alguien puesto que ha expresado lo que siente y no se lo ha guardado. La asertividad se aprende poco a poco, diciendo las cosas oportunamente y no guardándoselas.
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Expresar el enfado con la persona que lo generó
Es necesario hablar de forma asertiva lo que sentimos con la persona que nos hizo daño, para poder ver su punto de vista y contrastar las razones de nuestro estado.
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Soluciona tu problema aquí y ahora
Cuando dejamos pasar mucho tiempo desde la situación que nos produjo el daño, los sentimientos negativos que sentimos en ese momento se van agrandando y se enquistan. Por ello, es preferible, a ser posible, solucionar los problemas en el momento en que ocurren (no necesariamente en ese mismo momento, puede ser el día posterior) ya que cuánto más tiempo pase, más daño nos producirán.
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Perdonar
Es difícil aprender a perdonar, tal vez porque nuestro orgullo nos lo suele impedir. Pero hay que tener en cuenta que el perdón no solamente salda las cuentas con la persona que nos lo provocó, sino que, además, nos libera de una fuerte carga emocional que puede estar afectando en otros ámbitos de nuestra vida.
Por ejemplo si trabajamos junto con la persona hacia la que sentimos rencor, nos puede también afectar a nivel profesional.
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Todos podemos cometer errores
Todos en algún momento de nuestra vida hemos cometido algún error y no por ello estamos condenados de por vida. Suele suceder, que las personas que han estado enfadados durante muchos años ni siquiera recuerden ya la razón exacta por la que se produjo la disputa y, si la recuerdan, se dan cuenta que ya no tiene la misma importancia.
Muchas veces el orgullo está detrás del impedimento de la reconciliación porque, para ambas partes, les resulta costoso dar el primer paso y, por ello, dejan pasar el tiempo esperando a que la otra parte lo dé.
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Todo lo que sentimos y pensamos también nos afecta físicamente
Las emociones negativas no sólo son perjudiciales desde el punto de vista emocional, sino que además, repercuten en nuestro organismo, en nuestra salud física. Cuando las personas guardan o acumulan ese rencor tanto la presión arterial como el ritmo cardíaco se ven alterados, aumentando su actividad normal.
Pero si por el contrario, evocamos emociones positivas, la mente y el cuerpo están más tranquilos y presentan un estado de ritmos normalizados, disminuyendo ese estrés que generan las emociones negativas como el rencor.
En resumen, el rencor tiene consecuencias negativas, porque el odio irracional y el resentimiento pueden llegar a paralizar a la persona, llevándola a un estado de insensibilidad ante aquello que le ocasiona el rencor. Por lo que el rencor, desde ese punto de vista, nos debilita.
Por ello, es importante no guardar ese rencor que nos consume por dentro, no porque la otra persona se lo merezca, sino porque nosotros no nos merecemos cargar con sentimientos que nos impiden ser felices.
Después de leer este artículo, ¿Consideras que te beneficia o te perjudica conservar ese rencor en tu interior?
Personalmente, reconozco que soy rencoroso y me gusta serlo, por lo que voy a explicarlo: si a mí una persona me hace daño, lo sabe y no se disculpa, ni le desearé ningún mal, ni intentaré vengarme ni nada de eso: sólo que para mí ya será como si no existiera. La ignoro por completo y sigo con mi vida. Y si es una persona con la que tenía un vínculo emocional grande, si ella no se disculpa -con palabras y con hechos, que las disculpas así van de la mano, no sólo de boquilla- es porque no tenía ese grado de afección y razón de más para no perdonarla, no necesitando personas así en mi vida. En este sentido, el rencor es útil para quitar la gente de tu vida que no te valora, lo cual no se traduce en que te ocupen tu pensamiento. Repito. Las ignoro y punto.
Hola Luis, gracias por comentar. Estoy contigo en que el rencor, cómo todas las emociones, tienen una función y si se usa adecuadamente nos ayuda. El problema del rencor ocurre cuando lo acumulamos y ocupa nuestros pensamientos y tiempo. En este caso, es cuando nos hace daño puesto que nos perjudica y puede que no nos deje avanzar en nuestra vida. Según nos cuentas, no es tu caso puesto que lo utilizas adecuadamente para apartar a aquellas personas que no te aportan nada. Sólo añadiría, que el perdón no es bueno acumularlo (ni ninguna emoción negativa) por lo dicho, te perjudica a ti mismo. Es mejor, apartar a esas personas pero sin tenerles rencor u odio.
Un saludo!