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¿Sientes que últimamente no estás bien con tu pareja? ¿Cómo saber si estáis pasando por una crisis de pareja? En cualquier relación amorosa hay algunas épocas que son mejores que otras.

El estrés, la monotonía, las discusiones y los problemas pueden hacer que una relación vaya desquebrajándose poco a poco. Pero tenemos que saber diferenciar lo que es una racha mala de una crisis de pareja.

No hay por qué alarmarse, pasar por una crisis de pareja es algo muy común, sobre todo en las parejas que llevan años juntas. No por ello, significa que el amor se haya acabado y tengáis que romper. Hay veces que, por circunstancias, se vive un periodo más complicado y difícil en la pareja.

Pero si ambos estáis dispuestos a solucionarlos y a luchar juntos, esta crisis de pareja puede fortalecer vuestra relación y ayudaros a conoceros mejor.

A continuación vamos a ver varias señales indicativas de que estáis pasando por una crisis de pareja. Es importante no dejarlas pasar para que no se hagan más grietas en la relación e incluso acudir a terapia de pareja si es necesario.

Discutís de forma frecuente.

 Algo muy indicativo de estar pasando por una crisis de pareja y una de las cosas en las que primero nos fijamos es la frecuencia de veces que discutimos con nuestra pareja.

Puede que cualquier situación se convierta en una pelea. Esto suele ocurrir porque estáis “quemados” y a la mínima saltan chispas.

En este caso deberéis aprender a controlar esos impulsos y a saber discutir bien, con un fin. No siempre vais a estar de acuerdo en todo y es bueno que deis al otro vuestro punto de vista, pero la clave es llegar a acuerdos. Es el tira y afloja, unas veces tirará uno y aflojará el otro y viceversa.

Y sobre todo, saber en qué guerra debes entrar y en cuál no porque no merece la pena.

No tenéis tiempo para vosotros.

Básicamente se llama interés en la otra persona. Si quieres pasar tiempo con esa persona, haces todo lo posible y lo imposible para sacarlo.

Está claro que tenemos obligaciones como el trabajo, si hay hijos, el llevar la casa. Pero eso no impide que tengáis un tiempo para los dos porque se ha de valorar las prioridades y nuestra pareja debe ser una de ellas.

Muchas veces todas esas obligaciones se convierten en la excusa perfecta para no estar tiempo con la otra persona. Es aquí donde deberías plantearte por qué realmente no quieres pasar tiempo con esa persona y antes sí y si es algo que puedes reconducir.

No es necesario hacer grandes cosas juntos, que también puede ser. En los pequeños detalles está la diferencia, como ver una película juntos antes de dormir, salir a cenar o en la propia casa, dar algún paseo o simplemente sentaros a hablar a lo largo del día.

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Se han perdido los detalles cariñosos.

Es cierto que hay personas que son más cariñosas que otras. Más bien, expresan ese cariño de forma más explícita que otras. Hay muchas formas de expresar nuestro amor.

Aquí lo que tienes que valorar es cómo erais cada uno al inicio de la relación. Si conserváis esa atención y preocupación por el otro, si seguís teniendo esos detalles y muestras de amor.

O si por el contrario ya no te apetece todo eso y te parece un esfuerzo innecesario. En este caso, deberías preguntarte el por qué. Es importante escucharnos y saber por qué nos ocurre esto y desde cuándo.

Nos fijamos más en los defectos del otro que en las virtudes.

Tanto tú como tu pareja sois los mismos (en términos generales) que cuando os conocisteis. Las dos cosas que han cambiado y hacen que las cosas sean diferentes son la irascibilidad o desgaste individual y en pareja y la inclinación de la balanza hacia el lado negativo.

Esto se traduce en que os fijáis más en los aspectos negativos del otro y éstos pesan más que cuando os conocisteis. De la misma forma, al estar más irascible con el otro, cualquier cosa nos molesta más y le damos mucha más importancia de la que tiene.

Muchas veces las balanzas que hacemos son engañosas porque lo hacemos con la cantidad y no con la calidad de lo que ponemos. Puede que una virtud equivalga a diez defectos o cosas negativas.

Es por ello, que podemos entrar en un círculo vicioso de negatividad donde no sólo nos fijamos en todo lo negativo del otro sino que además lo aumentamos. Y esto facilita las discusiones y la irascibilidad.

Falta de compromiso.

 Cuando estamos en una relación, invertimos ciertos aspectos emocionales para hacer funcionar la pareja como son el cariño, tiempo, proyectos de vida, admiración, etc.

Una de las causas de una crisis de pareja es sin duda el desequilibrio entre lo que aportan ambos miembros. Es decir, cuando uno de ellos tiene la sensación de comprometerse más que el otro.

Es cuando se deja de lado el proyecto en común y cogen más prioridad los proyectos individuales. Esto conlleva una menor inversión o calidad de ésta que al inicio de la relación.

Muchas parejas vienen a terapia porque tienen la sensación de que uno de ellos rema solo o que cada uno rema en sentido opuesto.

Los encuentros sexuales son cada vez menos frecuentes.

No es un síntoma que por sí mismo conlleve a una crisis de pareja, pero es habitual que, con el tiempo, se pueda perder la pasión y la magia inicial.

Esto ocurre debido a las fases que experimentamos en el amor. La fase del enamoramiento está influida por la activación de hormonas que hacen que el sexo sea frecuente y de calidad.

A medida que avanzamos de fases, la monotonía, la pérdida de esa novedad y la disminución de esas hormonas afectan tanto a la cantidad como a la calidad de sexo que se practica.

Si a esto se le añade que se está más a la defensiva e irascible con esa persona, es obvio que no te va a apetecer mantener contacto físico con él/ella.

La pregunta que debes hacerte es si esa falta de libido se debe a todo esto que hemos dicho o en el fondo es que ya no quieres estar con esa persona y de una forma u otra tu organismo te lo está diciendo. Es cuestión de saber escucharnos.

En el primer caso, se puede reactivar la chispa y la pasión haciendo cambios en este aspecto y en otros que están afectando a la pareja para facilitar que os volváis a encontrar.

Falta de confianza.

 Esta falta de confianza puede deberse a no sentirte completamente seguro contigo mismo y esto se ve reflejado en la pareja, te cuesta abrirte o ya no te apetece hacerlo por algún motivo.

O bien por la pérdida de confianza debido a mentiras recurrentes o engaños, e incluso infidelidades.

Cuando no hay confianza en la pareja, una de las partes puede asumir comportamientos posesivos que provocan angustia, inseguridad y opresión.

Las heridas de la desconfianza son difíciles de curar, aunque no es imposible, pero requieren tiempo y esfuerzo por parte de ambos miembros de la pareja.

Pérdida de la comunicación.

Está muy ligado a la confianza puesto que ésta propicia que haya comunicación más profunda. Puede que nunca hayáis tenido una buena comunicación o que con el tiempo se haya ido perdiendo.

La comunicación es uno de los pilares fundamentales para tener una relación de pareja sana puesto que es el medio del que disponemos para hacer saber nuestros pensamientos, emociones y deseos al otro.

En muchas ocasiones comentemos el error de pensar que el otro debe saber qué queremos y entramos en el juego del adivino. Pero, si no decimos lo que nos ocurre o lo que queremos, es imposible que la otra persona lo adivine.

Tener espacio y tiempo para comunicarnos de forma profunda en la pareja es imprescindible para conectarnos con el otro y caminar juntos.

Falta de cooperación.

Como bien dice la popular frase: “el roce hace el cariño y las rozaduras”. Suele ocurrir que una de las fuentes más frecuentes en las discusiones de pareja son las que tienen que ver con las tareas domésticas.

Sobre todo, cuando uno de los dos tiene el mayor peso de éstas. Es aquí cuando entran en juego la frustración y los reproches.

Para evitar esto, es recomendable no sobrecargar al otro de responsabilidades y valorar lo que se hace.

Además, es importante que ambos tomen decisiones y no esperar que uno de ellos lleve las riendas y el otro espere a que le digan lo que hacer.

Más de dos en la pareja.

Y aquí no es necesaria una infidelidad para que haya más personas en la relación, puede que las opiniones de familiares o amigos tengan mucho peso en alguno o en ambos miembros de la pareja.

Si ya es difícil compaginarse entre dos, con más personas se complica la situación.

Se puede tener en cuenta consejos o puntos de vista de fuera para aclararnos en un momento dado, pero debéis entender y poner en práctica que la relación es un acuerdo de los dos y que el resto debe quedar fuera de la ecuación, incluyendo a los hijos.

Hay que saber poner límites a los demás y no dejarnos influenciar por los deseos u opiniones de otros.

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Las crisis de pareja son superables si se sabe cómo.

Las crisis de pareja son uno de los principales motivos de las rupturas y son un auténtico quebradero de cabeza.  Una de las cosas que hacen que sean tan dañinas es que muchas veces no tienen una causa clara, pueden aparecer sin más, sin un motivo en concreto.

Podemos pensar que ese desgaste de la relación se deba al simple paso del tiempo, pero lo cierto es que el tiempo no debilita y fortalece las relaciones, sino nosotros mismos.

Para saber cómo podemos hacer frente a estas crisis de pareja es fundamental conocer cuáles son las dinámicas relacionales del día a día que están alimentándolas.

Pararse a observar qué nos ha llevado a este punto y tirar de un poco de humildad para reconocer nuestros errores y tener el compromiso conjunto para rectificarlos, valorando como corresponde cada aspecto de la relación.

Detectar las señales que nos indican que estamos atravesando una crisis de pareja es crucial para reaccionar cuanto antes.

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    Lorena Honrubia

    “Desde que tengo uso de razón, me he dedicado a la ayuda de las personas que lo necesitaban, dentro de mis capacidades, tanto a personas de mi entorno como a desconocidas. Esto fue lo que me impulsó a dedicarme a la psicología. Para mí ha sido una gran satisfacción poder convertir esa vocación en mi profesión. "

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